Los piquetes se han convertido en un obstáculo para la Casa Rosada. “La situación se nos fue de las manos. Todos los días estamos un poquito peor”, admiten en lo más alto del poder. Las protestas generaron, incluso, una grieta impensada en el macrismo: Mauricio Macri le ha venido expresando su malestar a su histórico del Pro y en quien confió la sucesión, Horacio Rodríguez Larreta, pero ya en las últimas horas la presión fue mayor y le exigió que la Policía deje de mirar cómo se cortan calles y accesos a la Ciudad.
Esta semana habrá una reunión en la que Larreta se sentará junto al jefe de Gabinete, Marcos Peña; al vicejefe, Mario Quintana; y a los ministros de Seguridad de Nación y Ciudad, Patricia Bullrich y Martín Ocampo, entre otros, para tratar lo que para el Gobierno nacional es un dolor de cabeza.
El presidente reiteró que es responsabilidad de los gobernadores garantizar la libre circulación en sus respectivos distritos y puntualmente del Jefe de Gobierno porteño, en el caso de la Ciudad: “Eso le corresponde a Horacio. Está tomando cartas en el asunto. Queda claro que hay que encontrar un equilibrio a esta situación. Horacio es un hombre muy trabajador. Estoy seguro que va a encontrar el equilibrio. Lo que vivimos en los últimos días es inaceptable. No sólo perjudica a la gente en la vida diaria, sino que perjudica a este proyecto que estamos impulsando los argentinos”, aseguró.