Mao Tsé-Tung, entre otras virtudes, era testarudo. Sin embargo, esa testarudez dio sus frutos. El joven Mao inventó una estrategia denominada “guerra popular prolongada”. El concepto básico detrás de la guerra popular es mantener el apoyo de la población y atraer al enemigo al interior, donde la población puede desangrarlos por medio de una mezcla de guerra móvil y guerra de guerrillas.
Los seguidores de Mao terminaron usando el término para definir la lucha revolucionaria armada de largo plazo. La paciencia era una de las virtudes que debía tener el revolucionario si quería obtener la victoria.
Esa misma paciencia mezclada es lo que define a los efectivos que se oponen a la nueva Policía de la Ciudad. Aunque aclaran que no están en contra de la nueva fuerza, sino del traspaso del grueso de la Policía Federal (PFA) a la órbita del distrito porteño.
La semana pasada, los hechos dejaron en evidencia hasta dónde llegaba la oposición al traspaso de la Policía. El lunes de esa semana se viralizó un video que muestra cómo en una comisaría porteña se detona un petardo sobre la foto del ministro Ocampo. Las imágenes habrían sido tomadas por tres suboficiales de la Federal en la guardia interna de una de las 54 seccionales, que desde hace un año pasó a la órbita de la Ciudad.
El petardo no solo fue un hecho concreto que sacó a la luz la interna, sino que además fue todo un símbolo sobre quiénes eran los enemigos de los uniformados que se oponen a la transferencia.
Por eso, el jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, dijo: “Si hay alguno que no está de acuerdo con los traspasos, le aviso que no nos va a frenar. Estamos haciendo lo que nos comprometimos. Es nuestra decisión porque estamos convencidos de que es lo mejor para la seguridad de la gente. Hace años se viene prometiendo y nunca nadie lo hizo”.
Noticias Urbanas pudo saber que la resistencia está lejos de aplacarse, pero que, además, se sumaron dos frentes muy importantes. El primero tiene que ver con una interna dentro de los federales traspasados: con el pase se desató una pelea entre oficiales y suboficiales.
“Antes de que entrara en funcionamiento la Policía de la Ciudad, casi todos los comisarios a cargo de las seccionales porteñas estaban en contra. Es más, apoyaban las acciones que llevaban a cabo sus subordinados en oposición al traspaso. Con la concreción de la Policía de la Ciudad, muchos de ellos decidieron mantener sus puestos y negociar con los funcionarios políticos porteños, dejando a la deriva a la suboficialidad”, le dijo a NU un comisario de la PFA.
El enojo de los suboficiales no se hizo esperar, y quedó demostrado en los sitios de internet relacionados con la policía, donde acusan de traidores a sus superiores.
El otro dato, nada menor, es que existe un claro enfrentamiento en los federales traspasados y los efectivos de la Policía Metropolitana (PM). A los altercados callejeros se sumaron las amenazas que se lanzan en las redes sociales sin ningún tipo de eufemismos. Lo que muchos temen es que ese enfrentamiento llegue a la calle y se resuelva a los balazos.
Los efectivos que provienen de la PM también perdieron mucho poder con el traspaso. La salida del subjefe de la fuerza, el comisario Ricardo Pedace, hacia la Agencia Gubernamental de Control (AGC) es una buena demostración de eso. Al ver que la Federal manejaría la nueva fuerza, Pedace cambió de destino.
Por último, hay otro dato que volvió a dejar en evidencia la interna política entre Bullrich y Ocampo. Los últimos nombramientos que se hicieron en la Federal, con algunos comisarios muy cuestionados, terminó en un nuevo cruce entre Nación y Ciudad, quienes se echaron las culpas por esas designaciones.
Aunque no sean seguidores del líder revolucionario chino, los federales que se oponen al traspaso siguen sus enseñanzas al pie de la letra, y en vez de guerra, llevan adelante una oposición prolongada de largo aliento.