Ante las ofensivas declaraciones de Donald Trump, que enmarcaron la construcción de un muro que separe a México de los Estados Unidos de Norteamérica -que termina de ratificar con la firma de una orden ejecutiva para inciar su construcción-, el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, que iba a reunirse con Trump el próximo 31 de enero, canceló el encuentro. Para anunciarlo, utilizó -tiempos modernos- su cuenta del pájaro azul.
La indignación que desató en México la actitud de Trump y la solicitud de mexicanos de distintas corrientes políticas al presidente de ese país, persuadieron a éste de la improcedencia de la reunión, habida cuenta de la intransigencia del novel presidente norteamericano, más aún cuando éste desafió vía pájaro azul: “Si México no quiere pagar el muro que necesitamos tanto, mejor que cancele su próxima visita“.
Esta batería de declaraciones ofensivas se produce a pesar de que Trump aún no envió el tema al Congreso, por lo que hasta ahora no pasó del nivel de una provocación.
El anuncio de Trump complicó aún más la relación entre ambos países, que se tensó durante la campaña electoral, cuando el norteamericano comenzó a mofarse de los mexicanos gritando en medio de los actos de campaña: “¿Vamos a construir un muro con México?” y el público le respondía: “Sí”; a los que luego Trump repreguntaba: “¿Quién lo va a pagar?” y el público contestaba: “México”.
Como además Trump amenazó con deportar a miles de mexicanos y con cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se puede considerar que las relaciones entre ambos países se encuentran en su peor momento, al menos en sus últimos años.
La suspensión de la reunión ocurrió en momentos en que el canciller mexicano Luis Videgaray estaba en Washington, ocupado en las reuniones preliminares para la visita de Peña Nieto. El ministro mexicano fue el impulsor de la visita de Trump a la residencia presidencial de Los Pinos durante su campaña electoral, pero debido a la ola de críticas que se desataron contra su persona debió renunciar a su puesto como secretario de Hacienda. Tras el triunfo de Trump, su estrella renació y regresó al gabinete, esta vez como ministro de Relaciones Exteriores. Se desconoce qué hará ahora, ante el desaire que les propinó Trump a sus compatriotas.