Bastante agua corrió bajo el puente desde el último 29 de octubre, cuando la Corte Suprema de Justicia declaró la constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (26.522), conocida como Ley de Medios, en la batalla que el Gobierno nacional mantiene hace unos cuantos años con el Grupo Clarín. En el medio pasaron –o no tanto– las vociferaciones del titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), Martín Sabbatella, ensimismado en la bandera de la democratización de la palabra y la gesta patriótica del antiimperialismo mediático. Y también, la pelota legal pateada para adelante, siempre hacia adelante, de parte de la empresa del “gran diario argentino”. Finalmente, Clarín presentó en noviembre pasado su plan de adecuación conforme a la ley. Y el lunes al mediodía la Afsca aprobó la propuesta, orientada a la desconcentración, consistente en la formación de seis empresas audiovisuales independientes. Todo, en un plazo de 180 días. En la vidriera oficialista, en tanto, no hubo mucho barullo. No hubo festejo.
Pero las redes sociales estallaron de críticas. Se habló, con mucha sorna, desde el lunes hasta el cierre de esta edición, de los posibles –muy posibles– seis mini-Clarín, del monopolio disfrazado con una claudicante bajada de lienzos, del “avance” que representa tener a Paka Paka encabezando la grilla y de que hay que militar por una nueva ley de medios, “porque esta la hizo Mariotto y ahora nos dimos cuenta de que es medio boludo”. En definitiva, se habló mucho de la supuesta revolución a medio hacer, del probable fracaso de no poder morir en la tuya.
Y otro tanto se dijo, más seriamente, sobre lo buena que sería la posibilidad, en clave de victoria real, de rechazar el plan de adecuación de Clarín, quitarle las licencias y a otra cosa. Que Clarín especula con el caso Telefé (su plan de adecuación a la ley, como el de otros grupos, aún no fue tratado por la Afsca), que se va a replicar una situación parecida a la que daba pie la anterior norma comunicacional, cuando, por ejemplo, en la separación de dueños y productoras, Canal 13 dio lugar a Artear SA en materia de elaboración de contenidos, siendo, en rigor, todo lo mismo: en el mismo lodo todos manoseaos. Después el Gobierno, eso sí, puede correr a Clarín para ver quiénes son los nuevos accionistas de las flamantes empresas, nombres que al día de hoy ni la Afsca conoce. Mañana –en el futuro cercano–, cuando las licencias venzan, se abrirá un nuevo camino. O no. Esa es la duda. Por eso muchos también apelaron a la figura del collar de ahorque. Tira y afloje.
Así las cosas, surgió, casi al borde del trending topic en Twitter, la palabra testaferro. “El Gobierno fue con la Ley de Medios. Y Clarín respondió con la Ley de Testaferros. Listo, empate técnico. Todos contentos”, expresó Pablo Marchetti. En tanto, el periodista Diego Rojas se despachó con un “Chicos K, ¿a qué hora es el festejo por la adecuación a seis testaferros de Clarín? Sí, sí, ese es el logro de su revolución de la Ley de Medios”.
En la misma reunión del lunes, el directorio de la Afsca también aprobó los planes de adecuación de los grupos de Daniel Vila y José Luis Manzano, Aldrey Iglesias, San Juan Cable Color y Ricardo Michelli. A media tarde, solo unas horas después de la resolución de la Afsca, Vila declaró: “La Ley de Medios no sirve, es mala”. Además, denunció un “acuerdo entre el Gobierno y el Grupo Clarín para que nada pasara”. “Lo que venimos haciendo los grupos grandes es dividir las empresas y transferirlas a actuales socios o familiares; en el caso de Clarín se ha dividido en seis diferentes nichos sin decir a quién le va a corresponder cada propiedad; supuestamente van a ser también los mismos accionistas del Grupo Clarín o alguien que los representará. ¿Cómo puede ser que sabiendo que teóricamente se tiene que transferir a terceras personas, (Ricardo) Roa en su editorial de ayer (domingo) sepa que la política editorial va a seguir siendo la misma? La realidad es que no va a cambiar nada, lo que va a haber es una simulación de transferencia.” No son pocos los que piensan como él.
Sin embargo, Martín Sabbatella, eufórico como acostumbra, celebró la determinación: “Con la adecuación de Clarín a los límites de la ley no se termina su derecho a informar y opinar con libertad, que siempre defenderemos. Se termina su posibilidad de imponerse como un gigante económico y monopólico para manipular la opinión pública y condicionar la democracia”. Y, más mesiánico, agregó: “Finalmente se rindió, porque ningún gigante logra para siempre pisarles la cabeza a los demás y condicionar a la sociedad, al Estado y a la democracia. Sobre todo cuando enfrente se para un gobierno que se hace cargo de una historia de 30 años de lucha y que está dispuesto a no dejar que se avasallen leyes y derechos. Este es el inicio del fin de las posiciones hegemónicas en el mercado de la comunicación que tanto daño les hicieron y les hacen a la pluralidad de voces y a la libertad de expresión”.
Twitter, claro está, suele ser un reflejo bastante fidedigno de la recepción social y política de los vaivenes del país. Pero la cosa, por supuesto, no queda en Twitter. Julio Bárbaro, extitular del Comité Federal de Radiodifusión (Comfer) entre 2003 y 2008 y exsecretario de Cultura de la Nación, charló con Noticias Urbanas sobre el nuevo capítulo de la contienda –¿contienda?– Gobierno- Clarín. “La madre de todas las batallas era para generar testaferros. Porque en realidad, ellos (el Gobierno) son testaferros de un poder cuya ideología desconocen. Ellos quieren que el único grande sea Cristóbal López y las tragamonedas, que todo lo demás sea chiquito. Por eso van a hacer una ley para que el único que pueda tener plata sea Cristóbal López, segundo Lázaro Báez, y los demás seremos todos antidemocráticos, todos proletarios. Han comprado Radio 10, la destruyeron. Destruyeron C5N. Hicieron un canal clandestino como CN23 o 360. Han hecho una cantidad de medios obsecuentes y rentados, relegados a la absoluta inutilidad. Esto es como el Fútbol para Todos, es gastar 2.000 millones de pesos para que Lanata sea el más escuchado. Es caro. Lanata agradece. Ese es el resultado. Viéndolo desde afuera, es para cagarse de la risa”, sostuvo.
A su vez, desde las propias entrañas de la Afsca, Marcelo Stubrin, miembro del directorio desde la oposición, comentó: “Esta película recién empieza. Ahora viene la etapa de analizar quiénes serán los titulares de las licencias y que tengan todas las condiciones de admisibilidad”. Y Gerardo Milman, también de la oposición, afirmó, por su parte, que “a diferencia de la gesta épica pensada por el Gobierno para el 7D, hoy 17F (lunes) no hay megarrecitales ni movilizaciones populares”. Y no, la verdad que no los hubo. ¿Es que hay algo para festejar?
También el senador radical Ernesto Sanz advirtió, desde una plataforma distinta a la de Vila, sobre la “inutilidad” de la norma. “La Ley de Medios nunca debió haber sido la pelea con Clarín, sino una oportunidad, que se desperdició, de democratizar la información.” En ese sentido, el presidente de la UCR consideró que el Gobierno solo buscó “la construcción de un monopolio oficial alrededor de los medios oficialistas”, al que definió como “ineficiente” al contemplar las palabras de la Presidenta, cuando señaló que si no hablaba por cadena nacional su mensaje no era difundido. Y así, las cadenas nacionales.
Fernando Sánchez, diputado de la Coalición Cívica, planteó: “Todas las guerras son malas, pero esta además fue inútil. Nos sometieron a todos a una guerra y, a partir de esa guerra, junto a otras, dividieron a la sociedad generando confrontación y desgaste”. Y la exdiputada Silvana Giudici aprovechó Twitter, qué tanto: “¿Qué pasó con Telefónica y el Grupo Indalo? ¿Los que sostenían que la ley era para todos pueden explicarlo? Cambiar para que nada cambie. ¿Y la pluralidad? ¿Y los nuevos emisores? Puro eslogan, ¿no?”.
“Esto demuestra que se avanza hacia la democratización de la comunicación”, aseguró Carlos Raimundi, diputado nacional de Nuevo Encuentro, el espacio que, precisamente, lidera Sabbatella. “Al haber sido aprobado con otros planes se confirma que no hay una orientación hacia Clarín, sino hacia la desmonopolización de los medios en general. La aceptación de Clarín de decir que se habían adaptado a la ley, sin perder ninguna señal, confirma que nos tuvieron cuatro años sumidos en su propia mentira. Habían dicho que iba a desaparecer la señal Volver y que el pueblo no iba a tener acceso a sus ídolos, que iba a desaparecer TN y la gente no se iba a poder informar, y no ha desaparecido nada. Ni una sola fuente de trabajo ni ninguno de los contenidos”, aseveró.
Ahora bien, Raimundi llamó la atención sobre un aspecto en el que, para no hablar de una inminente derrota del Gobierno, muchos enfatizan: “La Afsca debe ser muy estricta: así como lo fue con la presentación de las adecuaciones, debe fiscalizar que las seis unidades de negocios no sean un modo encubierto de monopolio”.
“Clarín tuvo que adecuarse igual que otros 29 grupos más a la ley para que no existiera monopolio, como lo estableció la Corte Suprema de Justicia, y eso debería ser normal, pero es noticia porque por muchos años el grupo se sintió excluido de cumplir con la ley”, dijo Gabriel Mariotto, extitular de la Afsca y mentor de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, sancionada hace cuatro años. Asimismo, señaló que la propuesta de adecuación de Clarín es “admisible” y que el número de unidades de negocios (seis) en que el grupo divide sus activos “refleja lo inmenso del holding”.
La decana de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad de La Plata, ultra-K, Florencia Saintout, refirió: “Quienes creemos en las luchas populares comprendemos que las conquistas se establecen zigzagueando, avanzando más en algunos momentos, pero manteniendo siempre un objetivo que guía esos esfuerzos. Así, lo que Clarín creyó que eran triunfos absolutos (el fútbol sería solo para quienes pudiesen pagar, el papel barato solo para sus medios, la hiperconcentración de la palabra, su potestad), ante el rigor de los tiempos y de los movimientos populares es puesto en discusión y se ve transformado”.
“Nos reconforta haber logrado que todos los grupos de medios, aún el más poderoso y perjudicial para la democracia, hayan tenido que rendirse al imperio de la ley”, destacó Sabbatella el lunes por la tarde. “Vamos hacia un panorama de servicios audiovisuales mucho más plural, más democrático, con más libertad, sin que ningún patrón le imponga condiciones y agenda al resto de los medios.” Habrá que ver. Habrá que esperar, por lo pronto, 180 días.