El año que viene hay elecciones legislativas que serán de vital importancia para el futuro político de este país, ya que desde allí se perfilará qué proyectos quedarán de pie con miras a 2015 y cuáles se irán quedando al costado del camino. Todavía es recordado el triunfo de Francisco de Narváez sobre el propio Néstor Kirchner en la provincia de Buenos Aires, en las elecciones de medio término de 2009, y si bien algunos presagiaban el principio del fin de la era K, finalmente sucedió todo lo contrario.
Aunque lo normal en la política no se condice con esa realidad: el que gana crece y el que pierde rema. Aquel resultado fue atípico: claramente un voto en contra de la polémica resolución 125 del Gobierno nacional (sobresalió esa crítica en las provincias sojeras), en contra también de las candidaturas testimoniales. Fue una de las pocas veces –por no decir la única– que el kirchnerismo no logró impedir que se formara un “trencito” opositor que pusiera en riesgo su enorme capacidad de fuego. La presión mediática en aquel conflicto entre el Gobierno y la Mesa de Enlace fue la madre de todas las batallas contra el Grupo Clarín, situación que hoy persiste potenciada con la aplicación de la Ley de Medios y la intervención de Papel Prensa y de Cablevisión por parte de la Justicia con el apoyo de Gendarmería Nacional.
Si tomamos como una idea poco feliz el tema de la reforma constitucional que se instaló de manera efímera como globo de ensayo la última semana, la realidad política muestra que los oficialismos de la Nación, de la provincia de Buenos Aires y de la Ciudad son los que se perfilan como principales animadores del próximo turno electoral, tomando por separado a los K puros y a los sciolistas, que a pesar de compartir el proyecto nacional se muestran cada vez más como opción diferenciada hacia el futuro. Los demás gobernadores y partidos parecen continuar muy lejos o desdibujados en la línea decepcionante de la última elección nacional.
Pero hay un elemento previo a la compulsa. Y es este año. Hay una realidad que se está acercando peligrosamente al bolsillo de la gente. La quita de los subsidios oficiales a las empresas en los diferentes rubros, realizada en una forma un tanto desprolija y apresurada en busca de la sanidad de las cuentas públicas, es el dato del momento. Aunque todavía esto no haya impactado de lleno en las boletas de servicios y tasas inmobiliarias que llegan a las casas de los argentinos y en los precios que uno ve que se disparan al compás del resto de los aumentos.
En el caso de la Ciudad, tenemos también el impuestazo local, que se verificará en el correr del año con un ABL demoledor sobre todo para las capas medias de los barrios del corredor centrooeste y noroeste. Los más pudientes –Recoleta y Barrio Parque– ya fueron actualizados en la gestión de Jorge Telerman, con lo que ahora no sufrirán tanto el ajuste, y los VIP de Puerto Madero son construcciones nuevas que se encuentran aceptablemente actualizadas en su valuación fiscal. Es por ello que habrá que evaluar de qué modo los porteños tomarán este nuevo embate contra sus finanzas. Un viejo conocedor de temas presupuestarios comentaba que el ABL y el incremento del transporte terrestre y subterráneo se llevará la plata que la clase media usa para su esparcimiento. Esos típicos “mangos” que el ciudadano gasta por encima de sus ingresos, tarjeteando o simplemente pidiendo adelantos en la tradicional bicicleta. El colegio de los chicos, la prepaga, el celular, internet y otros gastos ya no se pueden cortar. Este ajuste pegará en donde más duele y habrá que observar el correlato político-social de dichas medidas. El humor de la gente parece ir entrando lentamente en tiempos de cambio.
También es por lo menos raro que a pesar de ser obvio nadie habla de ajuste o de tarifazos en ninguno de los palacios de la Plaza de Mayo. Si en serio “vamos bien” nadie sabe explicarlo, o prefiere negarlo como si no existiera. Esta situación se irá incrementando de manera inexorable en los meses venideros, 2012 irá repartiendo nuevas obligaciones para todos. Habrá que ver también cómo impacta sobre los sectores sociales que acostumbran a movilizarse cuando sus intereses son afectados más allá del malhumor de la gente no politizada.
Lo que queda claro es que la economía de los hogares este año va a sufrir un duro golpe y habrá que ir viendo cómo funcionan las movidas sociales. Mauricio Macri en la Ciudad parece blindado hasta el momento, lo mismo que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Pero todo parece indicar que más allá de los distintos blindajes mediáticos que poseen los K y los Pro, el 2013 electoral tendrá este año un jugoso adelanto. Y una necesidad política de los gobiernos de generar ideas y hechos concretos para la gente a cambio de lo que le van a quitar en efectivo.