Muchas manos en un plato hacen mucho garabato. Un dicho añejo de docente anticuado, pero que siempre resulta aplicable en la política. No es la excepción para los intendentes bonaerenses del kirchnerismo y su preocupación por la ebullición de candidatos a gobernador.
Y así se lo hicieron saber días pasados a la presidenta Cristina Kirchner, según confiaron a Noticias Urbanas fuentes del oficialismo que dialogaron con participantes de aquel cónclave, que tuvo lugar en la Quinta de Olivos. Para suerte de ellos, y desgracia de los postulantes, la respuesta que recibieron fue acorde a su reclamo.
Interna liquidada. El Frente para la Victoria, entendido como el compendio de agrupaciones y sensibilidades que abarca desde La Cámpora hasta el sciolismo, pasando por el Movimiento Evita, es el espacio con mayor cantidad de precandidatos a la gobernación. Incluso más que el massismo, que ya es mucho.
El que encabeza la lista es el vilipendiado Martín Insaurralde, hoy ya definidamente sciolista aunque despreciado por el cristinismo duro. Le sigue el presidente del PJ provincial, el intendente matancero Fernando Espinoza; el presidente del Grupo Provincia, Santiago Montoya; la ministra Cristina Álvarez Rodríguez; el titular de la Anses, Diego Bossio; el intendente de Berazategui, Patricio Mussi, y el diputado provincial Fernando “Chino” Navarro.
En esta lista no se puede obviar al presidente de la Cámara baja, Julián Domínguez (cuyas aspiraciones presidenciales van apagándose y comienza a mirar con cariño a La Plata), y hasta al propio ministro Florencio Randazzo, quien por algunos es observado como el mejor candidato a bajar a la Provincia en caso de que la Presidenta se incline por Scioli.
Pero son demasiados. Al menos así lo consideran los barones del Conurbano que aún permanecen afines a Cristina. Y se lo hicieron saber a la jefa días atrás, cuando tres de ellos acudieron a Olivos como emisarios de sus pares para explicarle que una lluvia de precandidatos en las primarias abiertas de agosto próximo complicaba la estructuración del aparato y sus posibilidades electorales.
Una fuente inobjetable aseguró a Noticias Urbanas que la Presidenta fue permeable a sus planteos y les aseguró que no habrá primarias para elegir al gobernador, cuyo candidato definirá ella a último momento y a su gusto.
La especulación más proclive lleva las miradas a Domínguez. Es un justicialista ortodoxo, verticalista y que asegura lealtad al kirchnerismo más duro, a la vez que puede recoger el apoyo de los intendentes y también del interior bonaerense (su bastión es la Cuarta Sección). Además, es conocedor del tema agropecuario y mantiene un buen vínculo con el papa Francisco. No son pocos en el oficialismo quienes lo ven como el próximo gobernador (vale recordar que en la Provincia no hay balotaje, por lo cual el PJ cuenta con más chances de retener el poder ganando como primera minoría por un solo voto).
La novela de Posse. Ante el final de las idas y venidas de Insaurralde, una nueva novela vino a reemplazar al teleteatro del lomense con Massa, y es la que protagoniza el intendente de San Isidro con el presidenciable del Pro, Mauricio Macri.
Tras explicitar el apoyo a María Eugenia Vidal de cara a la gobernación, Macri se sacó de encima el problema de su primo Jorge, quien desde un primer momento torpedeó las posibilidades de la vicejefa porteña en Provincia, en una lógica reacción para no perder terreno en el que consideraba su distrito. Pero ahora el que busca sumarse es Posse y competir en las PASO.
Si bien Macri dijo esta semana que aún “no hay nada concreto”, desde la cúpula del Pro mantienen diálogo con el intendente de San Isidro y creen que su incorporación está “casi cerrada”. De hecho, desde el possismo señalan que lo único que pidieron fue que Macri no les designe a su candidato a vicegobernador.
Posse quiere jugar en la interna abierta colgado de la boleta de Macri y no, como Vidal preferiría, de la de Ernesto Sanz o Julio Cobos (a quienes descuentan participando de las PASO en agosto con Macri). Todo parece indicar que imperará la primera opción porque es la que más favorece la tracción de votos a favor del sueño más grande, que hoy por hoy ocupa las mentes de Bolívar 1.