El #8N finalmente llegó. Con diferentes consignas, cientos de miles de personas, mayoritariamente de clase media, marcharon desde el Obelisco a Plaza de Mayo. También hubo cacerolazos en distintos barrios de la Ciudad, como Recoleta, Belgrano, Monserrat, Balvanera y Caballito, y en muchos puntos del país.
Minutos antes de las 21 la Plaza alcanzó la mayor concentración de gente, quedando densamente poblada del lado de la Catedral, debido a que la manifestación venía por Diagonal Norte. No así, en cambio, del lado de Diagonal Sur, donde se la vio raleada. A pesar de eso, la marcha fue de dimensiones importantes y, al caer la tarde, el Obelisco se convirtió en una impactante postal de la multitud que protestaba. Desde ese punto de concentración partió una columna que finalmente desembocó en la Plaza.
Reclamos de seguridad, contra la corrupción, contra la inflación, por el 82 por ciento móvil y, fundamentalmente, contra la re-reelección fueron las más escuchadas desde el inicio de la protesta. También hubo, como en la marcha pasada, algunas quejas por el cepo al dólar. Muchas banderas argentinas, de diversos tamaños, acompañaron a las tradicionales cacerolas y carteles con consignas. Como en el primer cacerolazo realizado a la administración K el pasado 13 de septiembre, no hubo banderas partidarias. Sí hubo una diferencia: el nivel de agresión verbal hacia la Presidenta fue menor que en la primera convocatoria.
Así como en el 13S, el 8N fue convocado por Facebook y Twitter, y contó con el apoyo de los medios de comunicación enfrentados al Gobierno nacional.
En la marcha se vio a referentes de diferentes ideologías polítcas, como el Rabino Bergman (Pro) y el piquetero Raúl Castells, pasando por radicales y peronistas disidentes. Sin embargo, todos respetaron la consigna de no ir con símbolos sectoriales.
Foto de apertura: Télam
Fotos de abajo: Nicolas Savine (para NU)
