Alberto Fernández vivió su día de gloria con mucha alegría, con mesura y con un discurso en el que llamó a cerrar la grieta y reivindicó a los excluidos de un modelo que maltrató con esmero a los jóvenes y a los ancianos.
El candidato presidencial del Frente de Todos arrancó con un eufórico “gracias Argentina”, para afirmar a continuación que “estábamos seguros que los argentinos necesitaban otra cosa”, porque “nunca creímos que se crece con la quita de derechos a nuestros abuelos“.
A continuación, Fernández aseguró, dirigiéndose al gobernador de Tucumán, Juan Manzur, que “en Juan agradezco a todos los gobernadores”, para prometer que construirá un verdadero federalismo y que “van a ser 24 gobernadores y un presidente”, para rematar: “lo vamos a hacer”.
Luego, en tono conciliador, el ahora candidato del Frente de Todos anunció que “venimos a crear una mejor Argentina, en la que todos tienen lugar, en la que se acabó la venganza y la grieta. Venimos a pacificar los espíritus y a agradecerles enormemente a los que nos votaron y a decirles a los que no nos votaron que entiendan que hay lugar para todos“.
Luego exclamó -con fina ironía- que “siempre tenemos que arreglar los problemas que otros crearon” y les pidió “a los que se fueron a dormir, que se despierten”, porque “en la Argentina hoy se está pariendo otro país”.
Finalmente, Fernández cerró su alocución prometiendo que “venimos a que los argentinos recuperen la felicidad que habían perdido“.