Frente al desconocimiento político y el estigma de algunos sectores de la sociedad, floreció en Junín, provincia de Buenos Aires, una idea “por casualidad” que impulsó a María Laura Sandoval, proveniente del área del turismo, a convertirse en la CEO de Cannabis Austral Consultancy, la primera empresa en Argentina dedicada exclusivamente a la consultoría sobre la industria de cannabis.
María Laura, junto con su socio Maximiliano Silgueira, pasará a la historia por organizar el primer Congreso de Cannabis industrial de la Argentina. Su objetivo es estimular al arco político a capacitarse sobre la temática, uno de los negocios que tiene mayor crecimiento en la actualidad. Sostienen, incluso, que Argentina tiene la posibilidad de plantarse en una industria que a nivel internacional mueve 50 mil millones de dólares anuales.
Asimismo, aseguran que nuestro país tiene el suelo y los ingenieros para adentrarse en la Industria del futuro. En septiembre, Cannabis Austral logrará reunir en un evento de tres días en San Pedro a emprendedores de todo el mundo que ven con buenos ojos invertir en Argentina, lo que podría tener un impacto económico y ambiental en las economías regionales.
¿Qué falta? Un protocolo de ingreso a la Industria. ¿Cómo se llega? Sacándole el estigma social al cannabis. Mientras nuestro arco político ve narcotráfico y una supuesta apología a la droga, el cannabis orientado a la salud florece entre madres que buscan proteger a sus hijos de enfermedades y mascotas que buscan calmar su padecer. Por su parte, el cannabis destinado a la producción industrial propone creación de empleo y rentabilidad.
Como el Estado argentino solo aportó una Ley escasa, que en la reglamentación sufrió aún más ajustes, el federalismo de las provincias actuó y cada una se está manejando de manera individual. Jujuy se alió con la empresa norteamericana Green Leaf Farms International y produce Cannabis; Alliance está en Salta; la provincia de Santa Fé intentó ser el Robin Hood del cannabis y propuso la producción nacional en laboratorios de todo el país: su proyecto fue rechazado por el Ministerio de Seguridad. Mientras tanto, laboratorios y empresas internacionales siguen llegando al país a dejar sus fondos, pero sin proyectos ni marco regulatorio.
San Pedro es una oportunidad para generar la red que falta para, en última instancia, crear la Industria del Cannabis, el deseo y objetivo que mueve a María Laura Sandoval, CEO y fundadora de Cannabis Austral, la primera consultora de la Argentina especializada en el estudio y desarrollo de la industria del cannabis. Con ella, dialogó en exclusiva Noticias Urbanas.
¿Qué es el cannabis industrial?
La responsabilidad de nosotros como industria es que la gente sepa que cuando hablamos de cannabis industrial, no hay un valor psicoactivo en la planta. Es decir, el cáñamo es otra planta diferente a la que usa la gente para fumar marihuana, aunque los growlers nos hayan salido a matar. No es la misma planta: si yo te cambio tu conformación genética, vos no vas a ser la misma. Eso pasa con la planta, se cambia la conformación genética, que esa es otra discusión con los growers, porque hoy el 99% de la genética está modificada, aunque les guste o no, es así.
El cannabis industrial es la industria del futuro, y tenemos el suelo y los ingenieros para adentrarnos en esta bomba que está explotando ahora. La primera restricción que encontramos no es solo legal, sino también cultural. Si nosotros creemos que todavía sigue siendo económico generar plástico, no nos vamos a adaptar a lo que es la industria del cáñamo.
Hoy la industria del cannabis está generando un sinnúmero de empleos en Estados Unidos, Canadá, Suiza, Australia, Países Bajos, España, Italia, Francia, Uruguay; en Brasil se está planteando actualmente un marco regulatorio, México va a votar en septiembre también su marco regulatorio.
¿Qué impacto puede llegar a tener el cannabis industrial en las economías regionales?
El impacto económico que tiene en las economías regionales es enorme. Nosotros queremos que el pequeño y mediano productor tenga una hectárea de cultivo relacionado a lo que es cáñamo o medicinal, dependiendo del capital que tenga para iniciar. Así, va a poder usar los recursos que ya tiene y sostener su matriz productiva regional, le va a permitir a esa familia que viene de toda la vida cosechando determinado cultivo, seguir manteniéndolo, y no por eso verse en riesgo en una cuestión económica como nos suele suceder en Argentina, y de manera muy periódica.
Creemos que lo falta hoy en Argentina es que se teja una red que impulse a una industria con la mirada en sí de lo que es la industria, por eso armamos lo de San Pedro.
¿Existe falta de interés por parte del ámbito político?
La industria es suficientemente potente como para sustentarse de manera privada. El problema es que nosotros no tenemos el marco regulatorio que nos debe proveer el Estado, como cualquier otra industria. Lo que sucede fuera del ámbito de las autoridades de control es que nuestros legisladores no tienen la capacitación suficiente, reciben proyectos, como sucedió con la 27.350, la Ley que hoy nos está ordenando de alguna manera. Pero no conocen la industria, no están capacitados, no pueden proyectar el impacto que tendría dentro de un marco regulatorio que nosotros necesitamos.
Nadie tiene que ser experto en esto, yo hay mil cosas de mi vida que no sé y las conozco porque escucho a alguien que sabe más. Entonces, a partir de esta idea, pensamos en armar un grupo de personas que conozcamos la industria desde adentro y así llevar las propuestas a nuestros legisladores, autoridades de control, etc.
Los políticos ven solamente un frasco de aceite, no ven un desarrollo económico, el impacto social y ambiental que tiene. No estamos en contra de ninguna asociación civil ni del autocultivo, porque el Gobierno no te brinda herramientas para paliar, por ejemplo, la enfermedad de un hijo o un familiar.
¿Cómo imaginan un marco regulatorio de la industria del cannabis?
Lo que necesitamos para que esto tenga un impacto y desarrollo económico, social y ambiental, es un marco regulatorio para que nuestra comunidad agro pueda ingresar como un privado dentro de lo que es la producción primaria y, aparejado a ello, por un buen número de características que tiene la producción de cannabis, tanto de medicinal como de industrial, permitir la industrialización en sí, es decir, la generación de movimiento económico que produce.
¿Creen que la doctrina que adoptó el Ministerio de Seguridad de perseguir y decomisar las plantas de marihuana como si fuera narcotráfico, aporta a su proyecto o se los dificulta?
Yo entiendo la actitud de muchos políticos de tener miedo, porque se está hablando de una sustancia prohibida sustentado en un acuerdo internacional firmado hace muchos años por muchos países. Es entendible desde la comunidad política y, sobre todo, desde un Ministerio de Seguridad, que no tiene un marco normativo en su país para la comercialización y el ingreso de protocolo.
Más allá de ir y decomisar las plantas, esto genera un costo en imagen política para el Estado. Si fuera hoy asesora del Ministerio de Seguridad le diría que la están pifiando, porque el narcotráfico no está en el cultivo de las plantas hogareñas, está en el alcohol y todas las sustancias químicas que vienen detrás, como pastillas.
El Ministerio lo sabe, y la Organización Mundial de la Salud dice que la puerta de entrada a las drogas duras es el alcohol, y nosotros hoy no lo tenemos prohibido. Incluso hay un vínculo afectivo en lo que te muestran en alcohol, se ve, por ejemplo, en las publicidades.
Desde la vida social, si mi hijo necesitara cannabis y no tengo 400 dólares para comprar un producto que, además, es solo CBD -cuando hay otros diagnósticos que necesitan el THC-, me voy a poner a cultivar. Así, voy a poner en riesgo la vida de mi hijo porque voy a hacer un cultivo y un destilado de manera casera, de una planta que puede llegar a contener un valor psicoactivo alto si hago mal las cosas.
Si realmente queremos hacer una labor de amor, porque un político se supone y yo pienso que está al servicio de la comunidad porque le tiene amor, si me pongo desde la mirada social, si dedica la vida al bienestar de la sociedad y yo estoy necesitando un producto, necesito que se acerque a charlar conmigo para que yo le explique que que vengan siete policías a mi casa y me saquen las plantas con las que yo le doy la medicina a mi hijo, es muy doloroso para mí, mi familia y todo mi entorno.
¿Qué crees que piensa la sociedad sobre el cannabis?
Leemos mucho que nos comentan “ahora vamos a ser todos narcotráficantes” y creo que es el miedo y es válido. En nuestro país hemos perdido mucho la empatía de sentir lo que siente el otro. Creemos que cuando uno está hablando de estupefacientes, donde muchas familias han tenido experiencias muy dolorosas, es válido que exista el miedo. Es muy normal que se confunda el cannabis con adicciones, pero esto se cura con capacitación.
¿Existen aristas entre el cannabis industrial y la llamada cultura cannábica?
Esta discusión trajo mucha confusión, pero se trata de otra planta. El cáñamo tiene un valor de 0.2% de THC a nivel internacional mientras, por otro lado, estamos hablando de otras genéticas que llegan al 16% de CBD, que no tiene valor piscoactivo. El THC cuando no tiene calor, no tiene valor psicoactivo. A esto se refieren en Europa cuando hablan de cáñamo. Por más que te fumes una hectárea de cáñamo, no te va a pegar, te va a doler la garganta.
¿Cómo será el evento en San Pedro?
Lo hacemos en el hotel Howard Jhonson San Pedro Riviera, en el salón central. El miércoles 11 comienza con la ronda de negocios, terminamos cuando todo el mundo haya hablado con todo el mundo. Nos tomamos el tiempo para que un emprendedor y un inversor puedan charlar, conocerse e intercambiar información. Nosotros no comisionamos de ninguno de los dos, porque nuestra idea es generar la red.
El jueves y viernes, por otra parte, es el momento de los disertantes. Tres de ellos vienen de Europa:
-Rachele Invernizzi, de Italia, propietaria de South Hemp y parte de EIHA (European Industrial Hemp Association) que disertará sobre “Cáñamo en Europa, realidad e innovación”.
-Rodin Aeschbach, de Suiza, de la empresa Pharmotech, que tiene patentado el uso de los cannabinoides como antibacterianos, disertará sobre “Innovacion en uso de cannabinoides como antibacterial”.
-Andrea Balice, también de Italia, para que se refiera a la experiencia de “Alt3rlab: Cáñamo y economias circulares”.
Por otra parte, estará Gastón Rodriguez Lepera, CEO HGSM Consulting, que va a contar sobre la conformación del marco normativo y la experiencia en Uruguay y Brasil de la que él fue parte.
El viernes brindamos en una gala a la noche. Espero que sea el inicio de algo que aporte a mejorar la calidad de vida de nuestro país.
Para participar, es necesario ingresar aquí y adquirir los tickets para el evento en San Pedro los días 11, 12 y 13 de septiembre.
Asimismo, se puede seguir a Cannabis Austral Consultancy en Instagram, Twitter y YouTube, para más información.