Como senadora, Cristina Fernández de Kirchner votó positivamente el proyecto de ley por el aborto seguro, legal y gratuito durante su tratamiento en el Congreso de la Nación, el pasado año. Mas la próxima semana se reunirá con evangelistas en el Instituto Patria para formar el “peronismo celeste”.
No hay triunfo opositor sin unidad, y no hay unidad sin maquiavelismo puro. O mejor dicho, peronismo puro. La unidad para desterrar a Cambiemos en las elecciones de octubre no solo se debe dar entre los distintos colores de los partidos políticos sino también entre la nueva grieta política: verde/celeste. Política, porque más allá de las apreciaciones personales, se trata de una decisión que modifica sustancialmente el sistema de salud argentino y una forma de percibir a las personas gestantes como sujetos de derechos.
En el Manual de Conducción Política, Juan Domingo Perón señalaba cómo tranzar con los distintos sectores políticos con el fin de lograr la conducción peronista, una vez consumada ésta, se reveía el acuerdo preelectoral con cada uno de sus socios políticos.
Continuando esta lógica, ahora Cristina busca ampliar su apoyo por parte de la iglesia católica, con la que ya tiene aceitados vínculos; y las evangélicas, con quienes intenta fortalecer su relación.
En diálogo con LPO, Gustavo Legname, un referente del culto que integrará la comitiva que viajará al Instituto Patria, aseguró que hacia adentro del movimiento “se empezó a hablar de la crisis económica y de las malas decisiones que hay en la materia y que perjudican a la sociedad. Lo vemos porque estamos muy cercanos a la gente”.
“Estamos peor que en el 2001, hoy la gente tiene hambre, no puede sostener la casa, la venta de leche cayó terriblemente, no se puede comer carne, es gravísimo lo que está ocurriendo con el alimento de la gente”, agregó el referente evangelista.
Es que según una encuesta que realizaron a su interior las iglesias evangélicas, “un 89 por ciento de los que asisten se identifican con el peronismo o son hijos o nietos de peronistas”.