Desde la publicación de la nota de ayer en este medio acerca del futuro negro del acuerdo argentino con el FMI, se desató en el país una fiebre sobre el tema en cuestión, en la cual palabras más o menos en los títulos, los medios en general sostienen las mismas dudas y razones por las cuales se caerá este acuerdo más temprano que tarde. Lo que no quiere decir que no se renegocie otro, a partir de un waiver , pero este Stand By está muerto para el organismo. Es más, algunos analistas fueron más lejos y pusieron en duda el desembolso de los 5.400 millones de dólares provenientes de la revisión del segundo semestre.
La visita que encabezará Roberto Cardarelli acompañado del economista jamaiquino, Trevor Alleine, representante del Fondo en nuestro país, ya genera más dudas de las que planteábamos desde esta columna este jueves respecto de dicho desembolso y sobre qué temas girarían las peticiones de los visitantes. Obviamente si los funcionarios del Fondo ponen la vista solamente en el trimestre terminado en junio, la duda es cero acerca del giro del dinero. Pero muchos medios especializados alertaron acerca de la preocupación a futuro que tiene el organismo, habida cuenta de la realidad económica por la que atraviesa nuestro país para cumplir las nuevas metas.
A la Argentina le conviene el debate interno y público en su negociación con el Fondo la semana que viene. La idea de firmar un compromiso secreto de renegociación con todas las fuerzas políticas es la cara oculta de la visita del organismo. Y hay que ver cómo el gobierno resuelve ese tema, que no encontrará respuesta en la oposición.
A ello se le suma el panorama electoral, que aunque el Fondo no lo quiera poner en primera línea ni tratarlo de forma pública, lo único que quieren saber es para el caso que triunfe Alberto Fernández en octubre, si la Argentina reconocerá y refinanciará (ya lo dan como única salida) la deuda contraída con el organismo. Fernández no rechazará la visita pero no aceptará ninguna negociación ni compromiso. La intriga ya trasciende las fronteras argentinas y la idea del organismo es solucionar el tema “repago” con cualquier alquimia que involucre a los dos gobiernos y que el fuego no se expanda hacia el mundo donde algunos ya hablan del efecto Tango, que podría impactar fuerte en países como Grecia y Turquía, de alta volatilidad en estos momentos. Además ensuciaría la primer gestión de la nueva mandamás del Fondo, la búlgara Kristalina Georgieva, que pretende cerrar una solución para la Argentina del modo más orgánico.
A ellos se le suma que desde el Gobierno se han querido comunicar con el presidente norteamericano y no ha sido posible el contacto telefónico con Donald Trump, algo que podría tranquilizar al gobierno previo a la llegada de la misión del Fondo. El silencio de Trump (impulsor del acuerdo) marca una posición y aumenta las dudas de todos.