El viernes 12 de agosto se reunirán en las plazas de todo el país miles de personas para pedir la liberación inmediata de Belén, una joven que se encuentra presa por haber sufrido un aborto espontáneo.
Hace dos años, Belén dijo a los gritos que había sufrido un aborto espontáneo. No obstante, la violencia médica y judicial la encarceló, y hace tres meses la condenaron a ocho años de prisión por homicidio agravado por el vínculo.
La Mesa #LibertadParaBelén –integrada por más de cuarenta organizaciones sociales, sindicales, de mujeres y políticas– lanzó la convocatoria para concentrarse el viernes en las plazas de todo el país a partir de las 17. En el caso de la capital tucumana, se trasladará el reclamo a la puerta del Palacio de Tribunales, a partir de las 11, para exigirle a la Corte que libere a la joven condenada.
La causa en su contra se inició como “aborto seguido de presunto homicidio”, un tipo penal imposible e inexistente. Luego se recaratuló como “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por alevosía”, a pesar de que no hay ninguna prueba que vincule en términos de filiación a Belén con el feto supuestamente encontrado en el hospital. Tampoco hay pruebas de que ella se haya provocado un aborto y mucho menos que haya matado a un bebé recién nacido, arrojándolo a una cañería. Belén lo dijo a gritos y con llanto ante el Tribunal. Pero nadie quiso escucharla.