El año electoral ya comenzó. Es en este 2019 que las estrategias políticas que se fueron tejieron durante el año pasado saldrán a flote en forma de candidatos/as y alianzas.
No solo aun falta para el 22 de junio, fecha en la que vence el plazo para la presentación de las listas de precandidatos/as para las PASO ante la Junta Electoral Partidaria, sino que evitar la antelación es clave para saltear la erosión mediática de la imagen positiva de éstos/as.
Así, en un escenario de polaridad entre peronismo/kirchnerismo vs. Cambiemos, hay una carta aún bajo el agua que comienza a provocar oleaje: Roberto Lavagna, cuya precandidatura ya había sido postulada verbalmente por Eduardo Duhalde en agosto del 2018.
Quien fuera ministro de Economía entre el año 2002 y el 2005, ya se había presentado en el 2007 como candidato a Presidente de la Nación, quedando en un tercer puesto con el 16,89% de los votos.
Sin embargo, parece ya no correr con la misma suerte, dado a que cuatro encuestas realizadas en el pasado noviembre le dan la derecha al proclamado “candidato tapado”.
La consultora D Alessio IROL Berensztein indicó que Lavagna tiene 51 puntos de imagen positiva y 32 de negativa, superando a Cristina Fernández de Kirchner o Mauricio Macri, quienes acumulan un piso de imagen negativa muy alto.
Quien queda muy atrás en el tablero es Sergio Massa, con solo un 10% de imagen positiva y un 80% de negativa, incluso también en otro estudio elaborado por Poliarquía que censó a 240 dirigentes, empresarios y periodistas que dejaron a Massa con el 15% de los votos, seguido por el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey con 18 puntos, y coronando a Lavagna como el mejor posicionado con 32 puntos.
En concordancia, Opinaia reclutó la opinión de 3 mil encuestados que dejaron a Lavagna con un 47% de imagen positiva y un 53% de negativa, y lo dejó justo detrás del monstruo de las urnas: María Eugenia Vidal, quien quedó con un desmejorado 51% de imagen positiva y un 49% de negativa.
Finalmente, la Consultora de Imagen y Gestión Política hizo un relevamiento de 1.200 casos en el área metropolitana, donde Lavagna obtuvo un doble buen resultado ante la consulta de quién sería el mejor candidato del peronismo no kirchnerista, el exministro lideró con el 29,5%, relegando, otra vez, a Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey. Sin embargo, la consulta arrojó otro dato que corre como desventaja para el economista: tiene un alto nivel de desconocimiento entre las y los jóvenes.
Lavagna, sin Massa
En el año 2015, Lavagna se unió en el acompañamiento al espacio Unidos por una Nueva Alternativa/Frente Renovador, apoyando la candidatura presidencial de Sergio Massa, quien había elegido como su ministro de Economía a su “hombre de confianza” Roberto Lavagna, pero había descartado ocupar este puesto equivalente en el gabinete de la gestión de Mauricio Macri.
Sin embargo, el pasado año Lavagna abandonó las filas del Frente Renovador para purificar su “peronismo no K”.
Lavagna quiere ser quien rompa “la grieta” que ha sabido tomar diferentes formas en los últimos años. Rompe con la polaridad CFK-Mauricio Macri, ofreciendo una alternativa peronista (aunque no kirchnerista) que podría reunir los votos de los descontentos con el gobierno de Cambiemos que votaron el “cambio”, y que podría captar, incluso, algunos votos de la Unión Cívica Radical cuya “grieta” con el Pro podría plasmarse también en votos desviados que, originalmente, hubiesen ido a candidaturas propias de Cambiemos.
Internas: sí o sí
En el caso de que Roberto Lavagna decida materializar su candidatura presidencial, desde el pejotismo nacional ya dijeron que él podría ser un candidato de este espacio pero que, sí o sí, deberá atravesar una interna con otros candidatos/as de este espacio ya que no se le permitirá ser candidato único. Dentro de “Alternativa Federal” los competidores más próximos del economista serían el salteño Urtubey y el mismo Sergio Massa.
Roberto Lavagna significa, por el momento, un caudal de votos peronistas e imagen positiva que pulula sin marco político establecido que continúa su propio juego, separándose no solo del massismo sino, constantemente, del actual Gobierno.
En este marco, la consultora fundada por Lavagna, Ecolatina, salió a desmentir al propio Ejecutivo que calculó una inflación del 23% al apostar que ésta superaría el 30%. A sabiendas de que la credibilidad de los números fehacientes podría incurrir en en un candidato que conozca cómo manejar un país que quedará con altos porcentajes de inflación, desocupación, cifras ascendentes de pobreza, deuda externa y un pacto stand by con el Fondo Monetario Internacional que no permitirá el manejo libre y autónomo de las políticas económicas del país.
Además, Lavagna cuenta con el apoyo de varios dirigentes políticos, entre ellos, el de Carlos Hourbeigt, quien asumió en el 2014 como director de la Escuela de Gobierno del Frente Renovador, en la previa a las presidenciales. Tras el triunfo de Cambiemos, acuerdo mediante con Sergio Massa, se convirtió en director de la Comisión Nacional de Valores (CNV).
Mas ahora renunció a este cargo para volver a calzarse el traje de campaña para abocarse por completo en los equipos económicos junto con Roberto Lavagna y en su actividad privada, generando así un espacio que busca fortalecer un perfil opositor.
De esta manera, en silencio pero no evitando provocar oleaje en la marea preelectoral, Roberto Lavagna, se va postulando como la opción que la grieta no se vio venir.