“Yo estoy ido”. Con esas palabras, Eugenio Raúl Zaffaroni confirmó que su intención es dejar su puesto en la Corte Suprema entre diciembre de este año y enero del próximo. Lo hará cuando cumpla 75 años el próximo 7 de enero de 2015.
“Ahora por desgracia quedamos los cinco (jueces) que prevé la ley. Yéndome yo quedaría una vacante, pero eso es un problema político”, señaló a la salida del funeral de su compañero Enrique Petracchi.
La reforma constitucional de 1994 establece que los magistrados pueden tener un puesto en el máximo tribunal de Justicia hasta los 75 años. Luego deben retirarse. Carlos Fayt o el propio Petracchi pudieron permanecer en sus puestos cuando superaron ampliamente ese límite porque habían sido designados antes de la modificación. El primero, ratificó en las últimas horas su voluntad de seguir en su cargo “por un tiempo más”, a pesar de estar próximo a cumplir 97 años.
La partida de Zaffaroni significa que el gobierno de Cristina Kirchner estará en condiciones de postular a un nuevo juez para la Corte apenas once meses antes de dejar el poder. Pero, debido a que no tiene los dos tercios del Senado necesarios para aprobar su candidato, se verá en la obligación de consensuar con al menos un sector de la oposición.
La discusión promete no ser fácil. Previendo lo tensa que puede llegar a ser, el titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti, señaló este mediodía a la prensa que el tribunal puede funcionar sin problemas con tan solo cuatro votos, como ocurrió en otras ocasiones.
“Nosotros hoy no vemos ninguna situación anormal en la Corte, y si hay un integrante menos seguirá igual, como ocurrió ya cuando yo fui el último nominado y había dos vacantes que no se cubrieron.
En ese momento estuvimos más de un año y medio sin cubrirlas, hasta que se optó por reducir el número de ministros de la Corte”, ratificó, en diálogo con los medios de comunicación presentes.
A la puerta del cementerio de la Recoleta, donde despidieron los restos de Petracchi, Zaffaroni recordó que su colega “en los peores momentos era la voz equilibrada de la Corte”. “Era un tipo sereno, que daba la tónica de serenidad en los peores momentos. Despedir a un colega como él es algo fuerte institucionalmente”, destacó.