Alberto Ángel Fernández fue el jefe de Gabinete de Ministros de Néstor Kirchner y luego de su esposa y sucesora, Cristina Fernández, entre el 25 de mayo de 2003 y el 23 de julio de 2008. Fue el hombre que durante más tiempo ejerció ese cargo desde que fue creado.
Como dato curioso, en 1992 fue destacado como uno de los Diez Jóvenes Sobresalientes de la Argentina, junto a Gustavo Beliz, Martín Redrado y Julio Bocca.
Fernández presentó su renuncia al cargo máximo del gabinete el 23 de julio de 2008, cinco días después de ser derogada la Resolución 125. Según él mismo, su dimisión obedeció a la necesidad de “permitir que se oxigene la gestión de Cristina Fernández de Kirchner”.
Fue sucedido en su puesto por el actual intendente de Tigre, Sergio Massa, hoy jugador en el mismo territorio político que Fernández y posible aliado, que luego de renunciar a su cargo volvió a refugiarse en su patria chica de Tigre.
Retirado del gabinete y del kirchnerismo pero no de la política, este jueves 21 de marzo a las 17, Fernández lanzará un espacio de confluencia junto con la agrupación sciolista La Juan Domingo, en una conferencia de prensa que se realizará en el Hotel Intercontinental, de México y Piedras.
–¿Qué es lo que se plantean con este lanzamiento?
–Estamos en lo mismo de siempre, preocupados por lo que viene. Preocupados por un Gobierno que no presta atención a lo que ocurre en el país. De todos modos, hay que reconocer que la oposición no propone tampoco nada interesante. Es una máquina de reclamar por lo que se hace y por lo que no se hace. La gente no siente que haya futuro en su propuesta, máxime cuando algunos de ellos, aunque no todos, solo pretenden volver al pasado. Hoy se destacan por su enojo, el problema es que están tan enojados que eso les impide convertirse en una alternativa.
–¿Y el Gobierno?
–Está tan ensimismado en el recuerdo de lo que hizo, mientras que la Argentina ve caer sus reservas, que la única solución que propone es prohibir el dólar. De todos modos, se ha hecho mucho, aunque más en el gobierno de Néstor Kirchner que en el de Cristina. Por eso está ensimismado, no advierte los problemas y se queda en el pasado. Pero está claro que tiene muchos logros, repito, más con Néstor Kirchner que con Cristina, pero hoy hay serios problemas estructurales, que condenan a mucha gente a permanecer en la pobreza.
La relación con Scioli
Fernández asume su relación personal –“de muchos años”, señala– con Daniel Scioli, lo que lo lleva a aclarar que, más allá de su amistad con el gobernador bonaerense, su relación “es con La Juan Domingo, con cuyos dirigentes compartimos las mismas preocupaciones y por eso nos hemos unido para encarar el futuro”, dejando afuera del armado a Daniel Scioli, de quien dice que “está muy metido en la gestión y está refugiado en La DOS”.
“Está condicionado por la gestión y le cuesta tomar una iniciativa”, sostienen, a su vez, algunos dirigentes ligados a Fernández. “No pienso en Scioli, él hará lo que quiera”, remata su explicación el propio exjefe de Gabinete de Kirchner.
“Estamos pensando en 2013, pero el objetivo es construir una opción de cara a 2015. Tomamos el trabajo con seriedad, intentando eludir el voluntarismo y las ansias excesivas de protagonismo, tal como ocurre con la hoguera de las vanidades que enciende gran parte de la oposición”, afirma.
La vieja guardia
–¿Cómo se arma su relación con La Juan Domingo?
–La Juan Domingo nació, en principio, como una reacción a La Cámpora, como una agrupación netamente peronista, pero ahora significa la preparación de una alternativa política. La forman compañeros de la vieja guardia, la que nos acompañó en tiempos de Néstor Kirchner. Ellos son el sector del sciolismo más crítico con el Gobierno nacional, en tanto que La DOS es más cercana al kirchnerismo. Yo, por mi parte, soy el presidente del Partido del Trabajo y la Equidad (Parte), y vamos a trabajar juntos para construir una alternativa. Estamos tratando de convocar a todos los sectores con los que tenemos puntos de acuerdo. El trabajo que estamos haciendo juntos recién está comenzando. Los sectores que queremos convocar son los independientes y los “paraperonistas”, como les llamo. Veníamos trabajando en forma conjunta en la Capital y en Córdoba y la idea es organizarnos. Estamos hablando, además, con Graciela Ocaña, que se alejó de Francisco de Narváez hace tiempo, con Alberto Iribarne y con Alfonso Prat-Gay, entre otros.
–¿Prat-Gay no está armando algo con el FAP y Libres del Sur?
–El acuerdo entre Prat-Gay y (Humberto) Tumini dura cinco minutos, porque a los votantes de Prat-Gay no les gustan Tumini ni (Victoria) Donda, y a los votantes de estos no les gusta Prat-Gay.
Somos peronistas
–Está bien, pero ¿cuál es el objetivo?
–Nosotros no queremos dar testimonio de nada, nosotros venimos a hacernos cargo. Nuestra única opción es avanzar por afuera, porque no hay espacio para hacerlo por dentro del Frente para la Victoria, que hoy está reducido a una generala y a algunos soldados que se limitan a obedecer órdenes. La política, por el contrario, es convencer. Hoy, el Frente para la Victoria representa cosas distintas a las que yo quiero.
–¿Van a hablar con Francisco de Narváez?
–Ellos nos llamaron, pero nosotros los miramos con mucha prevención. Para hacer política, la plata sola no alcanza.
El kirchnerismo
Fernández sabe que por más que cuestione a algunos sectores de la oposición, los dardos contra su persona van a partir desde sus antiguos amigos kirchneristas.
“Me van a acusar de ser hombre de Magnetto y de Repsol”, asegura. “De todos modos, de Magnetto no voy a hablar. Yo no era el responsable de hablar con él cuando estaba en el Gobierno, y Cristina eso lo sabe bien.”
En cuanto a las elecciones primarias, que se realizarán el 11 de agosto, Fernández plantea su desconfianza. “El FpV difícilmente se abra, porque es necesario recordar que en las Primarias votan todos, pero los inscriptos tienen que pasar por las Juntas Electorales de sus partidos. En el caso del FpV, allí los que te supervisan son Díaz Bancalari, Juan Carlos Mazzón y otros. Yo no me voy a someter a eso, porque allí no hay lugar para mí, ellos solo quieren que yo desaparezca de la política”, se alarma.
El peronismo
Consciente de su posición actual, con un armado incipiente, si bien ya en desarrollo, Fernández no deja de alentar a los rebeldes. “Sería un buen paso que otros dirigentes del peronismo se rebelen. Si los generales no se levantan, que lo hagan los coroneles en su lugar. Ese sería un buen llamado de atención para los que toman decisiones”, declama.
Así, también llama a los numerosos seguidores del peronismo a acercarse, en vista de algunas crisis del pasado, que no fueron adecuadamente resueltas por otras fuerzas políticas, que solo las profundizaron con medidas desacertadas. “La gente se da cuenta de que el peronismo define las situaciones, que decide en los momentos difíciles”, se explaya.
El Pro
Fernández plantea sus límites con algunos aliados que, si bien podrían ser permeables a algún oportuno llamado, resultarían incómodos para un armado ganador como el que plantea. Con esto, quedaría descartada una alianza con el Pro, que lidera Mauricio Macri. “Con ellos no hay posibilidades de armar algo en común. Además, en Buenos Aires, Macri sufrió su propio desgaste. Hizo crecer la presión tributaria hasta límites insoportables y por ahí no pasa la solución. Para peor, el Pro tiene sus propios negocios inmobiliarios con el kirchnerismo. Tendrían que cambiar mucho para que nos juntemos, y supongo que eso no va a ocurrir”, marca la cancha.
–¿Qué es lo nuevo que plantea esta alianza entre Parte y La Juan Domingo?
–Recuperar la lógica del manejo de la economía, volver a tener los superávits paralelos y una mayor seriedad en la conducción del Estado. Además, queremos preservar la vigencia de los derechos individuales. Habría que revisar la Ley Antiterrorista, controlar la inflación, que perjudica a los que menos tienen, y liberar la adquisición de dólares. Para todo esto, debemos hacer funcionar la República. De todos modos, es necesario preservar las cosas buenas, como la Asignación Universal por Hijo, pero a su vez, estas medidas hay que cuidarlas asegurando la existencia del superávit fiscal, porque el Estado está gastando mucho en cosas superfluas, como Aerolíneas Argentinas y Fútbol para Todos, que se llevan muchos millones que se podrían destinar a otra cosa. En lo que sí estamos absolutamente de acuerdo es en que hay que preservar también la memoria de los años de plomo. Es necesario mirar al futuro, pero sin olvidar el pasado.
Scioli y las elecciones del peronismo:
Todo candidato que tenga aspiraciones a llegar a los máximos escalones de la política debe construir sus opciones sin resignar ningún espacio.
En el caso de Daniel Scioli, que pretende ser el heredero del kirchnerismo, el mismo que aseguró alguna vez que nadie lo va a desviar de su camino y que no va a resignar una posición legítimamente adquirida, va a construir su candidatura aunando, si lo logra, las voluntades de los kirchneristas, pero también deberá lanzar sus anzuelos hacia los muchos votantes independientes que lo ven como un candidato potable, trabajador y que asume los problemas que sufre la gente.
Esa es la imagen que el gobernador de la principal provincia argentina intenta construir sobre sí mismo, pero el armado político es otra cosa.
Scioli no compite directamente en octubre, por lo que va a dejar trabajar a todos los que quieran contribuir a su futuro político, vayan por adentro o por afuera del kirchnerismo, aunque él, esta vez, irá por adentro. No se rompen lanzas con el jefe político al que se aspira a suceder con tanta anticipación como para arriesgar el capital acumulado.
Todos los que han logrado algún suceso en el peronismo han teñido de ecumenismo sus opciones políticas. Las peleas del pasado siempre quedan en el pasado, porque las opciones del futuro se construyen en el presente.
Esto quiere decir que, si bien Scioli será solidario con Cristina y a ella le aportará los beneficios de su construcción territorial para que transcurran sus dos últimos años en relativa calma parlamentaria, también buscará sumar para sí mismo la mayor masa crítica posible, convirtiendo en soldados para su causa a todos los enemigos de Cristina que pueda.
Es esta una antigua lección que deben aprender indefectiblemente los dirigentes que tienen aspiraciones en el peronismo. Los huevos están en todas las canastas y allí se los debe ir a buscar.
*por Horacio Ríos