El presidente Mauricio Macri y su gabinete se instalarán por dos días en la residencia presidencial en Chapadmalal, a pocos kilómetros de Mar del Plata, con el objetivo de reformular estrategias y despejar dudas internas sobre el nuevo rumbo político y económico que se decretará con la salida del gradualismo. También intentarán crear una nueva agenda parlamentaria, que buscará atenuar la caída en la imagen presidencial y allanar el camino hacia una reelección presidencial.
El encuentro, organizado por la Secretaría General de la Presidencia y la Jefatura de Gabinete, se iba a llevar a cabo en diciembre, pero quedó trunco por las circunstancias que determinaron la desaparición del submarino ARA San Juan, con su fallido hallazgo hasta el momento, y se profundizó con el rechazo popular a la reforma jubilatoria y el escenario de violencia en los alrededores del Congreso.
Como anticipábamos hace una semana, Macri está decidido a profundizar el ajuste porque el gradualismo ya no lo conforma. Por esa razón, tanto el nuevo rumbo económico como la reformulada agenda parlamentaria asoman como los ejes centrales del encuentro que se prolongará desde el viernes hasta el sábado, y en los que se alternarán exposiciones, charlas motivacionales y una bajada de línea interna sobre lo que vendrá, que además de profundizar sobre la gestión, está atravesado por la decisión de ir por la reelección presidencial.
Mientras algunos apostaban al desgaste del ministro de Trabajo, erosionado por el caso de la empleada doméstica, ya desde la Secretaría General de la Presidencia aseguraban hace unas semanas que Jorge Triaca se quedaba en el gabinete, porque aparecía en la nómina del viaje a Chapadmalal. Con el apoyo de Macri, el ministro deberá convencer a todos sobre cómo administrará un escenario de alto voltaje con el sindicalismo, con la pelea feroz con el camionero Hugo Moyano, el paro convocado para el próximo martes y la necesidad de sancionar una reforma laboral, desglosada ahora en distintos proyectos de ley, como parte de una nueva estrategia que busca dar con el consenso necesario en el Congreso y moderar el impacto de una reforma que tampoco tiene el apoyo social, al igual que la jubilatoria.
La postal veraniega del año pasado tenía en la foto a Alfonso Prat-Gay, que llegaba al complejo de Unidad Turística Chapadmalal como ministro de Hacienda y Finanzas Públicas, y a los pocos días abandonaba el Gobierno por pedido de Macri, pese al entusiasmo que había manifestado durante su exposición ante sus compañeros, similar a las que deberán formular nuevamente este año los miembros del gabinete.
Durante los dos días habrá conferencias de prensa, pero el sábado, antes de emprender el regreso, sería Macri quien realice un balance de las jornadas, al igual que lo hiciera el año pasado, cuando aseguraba el objetivo del retiro, una práctica habitual en el macrismo desde los años de gestión en la Ciudad de Buenos Aires, era para compartir “horizontalmente” y “redoblar esfuerzos” en un nuevo año de gestión.
“Las cosas que sentimos que no estuvieron bien las cambiamos inmediatamente, y a nosotros a veces nos han criticado por decir que nos equivocamos. Yo les dije a los argentinos cuando me votaban que yo no era infalible y que cuanto más hacía más falible era. Porque es así la vida: cuanto más uno hace, más se equivoca. A lo que obviamente me comprometí es a acertar mucho más de lo que me equivoco, porque de eso se trata.”
El primer retiro espiritual, de diciembre de 2016, sirvió para realizar un balance en un primer año de gestión; ahora, el contexto es otro, porque pese a haber ganado las elecciones legislativas, la mitad de los argentinos desaprueba la gestión de Cambiemos y, puertas para adentro, saben que es necesario torcer los ejes y plantear una nueva agenda: en ese barajar y dar de nuevo, Durán Barba es un consejero fundamental. Unos días antes de decretar su regreso a la Casa Rosada, se despachó con una serie de declaraciones en las que no solamente reconocía la caída en la imagen, sino que abría el debate sobre temas más que ásperos de digerir: “Un gobierno responsable sabe que va a tomar medidas antipáticas y eso le va a provocar una caída de imagen, pero sabe cómo subir después”, sostuvo el asesor estrella.
También aseguraba que hay encuestas propias que decretan que la “inmensa mayoría de los argentinos quiere la pena de muerte” y apoya el accionar represivo de las fuerzas de seguridad, en una semana en la que Macri se mostraba en la Rosada con Luis Chocobar, el policía que mató de un disparo en la espalda a un joven ladrón que había apuñalado a un turista en La Boca, y se le declaraba la guerra al exjuez de la Corte Suprema, Raúl Zaffaroni, a quien se lo discute por garantista, kirchnerista y ahora por “destituyente”.
En esa disputa mediática, Germán Garavano, ministro de Justicia y Derechos Humanos, salió a pedir la renuncia del exmagistrado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El funcionario es uno de los que está trabajando en los anteproyectos sobre las reformas penales, en un momento en el que todavía está en duda si habrá o no un cambio de doctrina. El Gobierno esperará lograr este año la sanción de las reformas del Código Penal y del Procesal Penal, como uno de los caballitos de batalla con los que espera salir de la encerrona en la que se metió a finales del año pasado.
El Presidente, por su parte, aprovechó el fin de semana largo de carnaval para instalarse junto a su hija Antonia y su esposa, Juliana Awada, en la misma residencia presidencial en Chapadmalal, creada por Juan Domingo Perón en 1947 con el fin de establecer un centro para el turismo social y usada luego por los distintos mandatarios, que Cambiemos ha vuelto a poner en valor tras haber sido usada poco y nada por la gestión anterior.
La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que solamente la visitó cinco veces en doce años, elegía para descansar El Calafate por sobre cualquier otro destino, aunque sus hijos, Máximo y Florencia, han sido los mayores beneficiarios del complejo, utilizándolo pasa descansar en verano y hasta para festejar cumpleaños con amigos.
Ahora, lejos de los ruidos de la Ciudad de Buenos Aires, se constituye una vez más como el refugio obligado para armonizar el gabinete. ¿Servirá también para que algunos funcionarios hagan las paces por un rato y dejen sus reñidas internas de lado? “Este verano, Mar del Plata te hace feliz.”