La fuga de Víctor Schillaci y Martín y Cristian Lanatta abrió demasiados interrogantes y tuvo como consecuencia un fuerte impacto político sobre el gobierno de María Eugenia Vidal. Hasta ahora las certezas son pocas. No basta con la complicidad del Servicio Penitencio Bonaerense (SPB) para explicar una huida de tal magnitud. Por eso, las explicaciones se quedan cortas.
Noticias Urbanas accedió a varias de las hipótesis que manejan los investigadores de las fuerzas de seguridad que se encuentran abocadas a la captura de los prófugos.
Según estas fuentes, la complicidad del Servicio Penitenciario se logra de una sola manera: a través de la plata. Y para que se fuguen tres tipos de un penal de máxima seguridad, involucrados en una de las causas más resonantes de la Argentina, la plata que se necesita es mucha.
“Es importante empezar la investigación por el lado de los capos del SPB. Les tuvieron que dar muy buena plata para permitir que se fugaran. Los tipos no son estúpidos, sabían perfectamente las consecuencias que traería la fuga. En definitiva, que los iban a echar. Para jugarse a perder el trabajo, solo hay una explicación: les dieron mucha plata”, le dijo a Noticias Urbanas un investigador de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) que trabaja en la búsqueda de los prófugos.
A partir de ahí se abre otro interrogante, no menos importante, tal vez más importante que el anterior: ¿quién puso tanta plata para la fuga? Es evidente que aquel que puso un dinero tan grande tiene que recibir un rédito muchísimo mayor con la huida. Llegado a este punto, se tiene la certeza de que alguien poderoso fue el financista. Y esto trae a colación un agregado mencionado por los investigadores: “El que puso la plata sabía perfectamente que la fuga iba a golpear duramente al gobierno de Vidal. Es evidente que ese era uno de sus objetivos”.
Los investigadores creen que las respuestas a esos interrogantes son claves para encontrar a los prófugos.
Los errores de Vidal
Sin embargo, el gobierno de María Eugenia Vidal cometió varios errores. La mala fama del Servicio Penitenciario Bonaerense no es nueva. No puede sorprender a nadie y mucho menos a los políticos.
El gobierno de Vidal encaró la cuestión de la seguridad a través de una transición en donde se decidió pactar con lo viejo. Por lo menos, por el momento. El caso de la Policía Bonaerense es un claro ejemplo.
La exconducción sciolista de la fuerza, que lideró el comisario Hugo Matzkin, no dio los mejores resultados. Por eso, según los conocedores del mundo policial, lo mejor era deshacerse de los hombres más cuestionados y afines a Matzkin, que había contado con el visto bueno del exministro de Seguridad Alejandro Granados.
En principio, la idea del ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, era hacer cambios. Pero la realidad tenía otros planes. La inminencia del Operativo Sol y los partidos en Mar del Plata con las dos hinchadas, hizo que se prefiriera mantener a los que ya conocían el manejo interno de la policía para no tener disgustos en el verano.
El nombramiento de Pablo Bressi al frente de la fuerza fue una clara demostración de que el sector de Matzkin conservaba el poder. Bressi era un hombre de confianza del exjefe. Llegó a su cargo en Drogas, uno de los puestos más importantes de la policía por ser pollo de Matzkin.
“Una cosa es lo que se dice en campaña y otra muy distinta es lo que sucede a la hora de gobernar. El ejemplo de lo sucedido con la Policía Bonaerense explica en parte lo que ocurre en el Servicio Penitenciario. Hay que marcar la cancha de entrada. Ese es el único lenguaje que entienden los integrantes de las fuerzas de seguridad. Lo que se hizo con la policía provincial no fue un buen mensaje, y así le llegó a los del SPB. Igual hay que decir que Ritondo es un político de gran experiencia que aprende de los errores y que va tomar nota para corregirlos”, le dijo a NU un comisario de la Bonaerense.
Desde el Pro creen que hubo una mano política detrás de la fuga. Con el correr de las horas se dieron cuenta de que el exjefe de Gabinete de la Nación, Aníbal Fernández, no estaría involucrado en el tema. La relación de Aníbal con el Servicio Penitenciario es pésima. El peronista los criticó muy duramente, es más, los acusó directamente de complicidad cuando salió al aire la entrevista que Jorge Lanata le hizo a uno de los acusados por el triple crimen de General Rodríguez, que su vez dijo que el exfuncionario nacional había ordenado los asesinatos.
Los cañones ahora apuntan a La Cámpora. La resistencia que varios de sus integrantes están realizando en distintos ministerios, ante las declaraciones de la nueva administración de echarlos, se transformó en un enfrentamiento sin cuartel.
En Cambiemos están convencidos de que existe una relación entre el robo ocurrido en la AFI y la fuga del penal de máxima seguridad. En la Agencia Federal de Inteligencia se robaron un servidor que contenía 30 años de investigaciones. En el Pro acusan a los camporistas internos que resisten los cambios lanzados desde la administración nacional. “La pérdida del poder y la plata los lleva a una guerra total”, le dijo a Noticias Urbanas un político macrista.
En base a todos estos hechos se abren tres hipótesis sobre la resolución de la fuga. Los investigadores creen que si son capturados en una semana, eso implicará una victoria gigantesca para el gobierno de Vidal. Si, en cambio, no se los atrapa enseguida y los fugados se pierden en el olvido, el caso se irá desinflando y sus consecuencias políticas se reducirán.
Por último, está la posibilidad de que aparezcan muertos. A eso los investigadores le agregan el posible lugar donde sean encontrados los cuerpos. Si son asesinados y los cuerpos aparecen en la costa, el mensaje iría dirigido directamente a Vidal. “Matarlos y que sean encontrados en la playa los relacionaría con el mensaje mafioso que se produjo con el asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas. Eso sería terrible para el gobierno. Si aparecieran en otro lado sería igual de complicado, pero el mensaje no sería tan directo hacia Vidal. Todo esto también podría estar relacionado con un ajuste de cuentas narco”, le dijo a este medio un policía de la Federal, que tenía más preocupaciones que certezas.
La fuga se transformará en un antes y un después para el gobierno de Vidal. Su resolución tendrá consecuencias que todavía son inimaginables.