La historia de la cooperativa Los Chanchitos es la historia de toda cooperativa, en especial del rubro gastronómico, cuando se encuentra en esa carrera de obstáculos en la que se define si el proyecto colapsa o triunfa; en la que se dirime, sin más, la continuidad de la fuente laboral. En este caso, se trata de la suerte del local de Villa Crespo, que forma parte de una red de restaurantes recuperados en 2013: Don Battaglia (Scalabrini Ortiz 802), Mangiata (Ángel Gallardo 1008), La Soleada (Monroe 1800) y Alé Alé, cuya lucha particular, que derivó en la mudanza definitiva a Estado de Israel 4503, fue tratada por este medio. En estos días, en Los Chanchitos, hubo novedades.
Hace un par de semanas, entre miércoles y jueves, los 35 asociados del restaurante cooperativo, junto a las cooperativas adheridas a la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionadas (Facta), familiares, vecinos y amigos, resistieron la exhibición de los bienes muebles de la empresa, que fueron puestos a remate por disposición del juez Fernando Perillo (Juzgado Comercial 13, Secretaría 25), a pedido de la síndico Ana Graciela Ventura y de su abogado patrocinante, Alberto Solmesky. Esos días, en los que NU estuvo presente, los trabajadores autogestionados denunciaron la “actitud sistemática de la sindicatura por entorpecer la actividad de la cooperativa” y señalaron que seguirían resistiendo la exhibición de los bienes, cuyo remate había sido previsto para el viernes 5 en la Liga de Rematadores.
De acuerdo a la reformada Ley de Quiebras, los trabajadores pueden “compensar” los bienes muebles de la empresa quebrada por los créditos laborales de los que son beneficiarios en razón de obligaciones incumplidas por la patronal, como sueldos atrasados, aportes previsionales no realizados, preavisos no pagados. En ese sentido, entienden en la esquina de Ángel Gallardo y Leopoldo Marechal, resulta sorprendente que teniendo unos 343 mil pesos a favor, y habiendo sido valuados los bienes muebles del local en 297 mil pesos, estos pasaran a remate, máxime considerando su mal estado.
Esa semana, los cooperativistas agregaron otros datos que resultan paradójicos: la síndico pidió –y el juzgado aprobó– el pago de “un canon locativo de 125 mil pesos por el uso de los bienes muebles” durante el período que lleva en funciones la cooperativa y se fijó que, en caso de ser la ganadora del remate, los trabajadores abonaran “en el momento y al contado” un 20 por ciento en concepto de comisiones. “No queremos el remate. Queremos que los bienes muebles se nos adjudiquen en forma directa, en función de la compensación por las deudas patronales”, explicó a NU en esos días José Pereyra, presidente de la cooperativa.
“Tuvimos que pagar 6.000 pesos para sacar una camioneta que había quedado abandonada en un taller mecánico, y reparar una cámara frigorífica, una cocina, una fritadora, porque la patronal no arreglaba las cosas que se iban rompiendo. También estamos haciéndonos cargo del pago de la cochera donde está guardada una camioneta que el Juzgado mantiene secuestrada”, contó Pereyra a Noticias Urbanas.
Y ese viernes llegó el remate judicial. Hubo más novedades: los trabajadores de la cooperativa gastronómica que nació el 25 de abril de 2013 y se formalizó un mes más tarde en Ángel Gallardo 601, de lunes a lunes, participaron de tal instancia, siendo los únicos oferentes de los bienes y el mobiliario que se subastó. Así, la cooperativa compensó los créditos laborales y se convirtió en dueña legal y legítima: todas las sillas, mesas, muebles, heladeras, cocinas, aires acondicionados y hasta una camioneta y dos motos forman parte de los bienes de los trabajadores.
Para el presidente de Facta, Federico Tonarelli, “en la actualidad, los trabajadores de Los Chanchitos cerraron el capítulo más importante de la quiebra derivada de la empresa Pizzanesa. Luego de dos años de tarea conjunta en lo político, social, comercial y jurídico, estamos llegando a la finalización del conflicto que tanto daño le hizo a lo que hoy es una empresa social”.
En este sentido, Tonarelli destacó a Noticias Urbanas que “la solidaridad y el acompañamiento de las cooperativas adheridas a la Facta, sumado al coraje de los compañeros, demuestra que la unidad de los trabajadores es el único camino posible frente al flagelo del vaciamiento que producen los empresarios gastronómicos”.
Aquel viernes, el salón de remates de Jean Jaurès 545 –sede de la Dirección de Subastas Oficiales– contó con la presencia de referentes de distintas cooperativas de trabajo, amigos y clientes del bodegón que, según afirmaron, no iban a permitir que nadie se llevara “una sola cuchara de madera”. “Todavía estamos shockeados, no lo podemos creer. Al mediodía no se trabajó, a la noche no nos va a quedar otra. Ya tendremos tiempo para el festejo a lo grande”, decía a NU en la tarde de aquel viernes, el presidente de la cooperativa, José Pereyra. Y agregaba, emocionado: “Resultaba increíble llegar al remate con 343 mil pesos a favor, habiendo sido valuados los bienes muebles en 297 mil pesos. No podíamos creer que la Justicia y la síndico nos pusieran palos en la rueda. Estoy muy agradecido a todos los que nos acompañaron y creo que de no haber sido parte de la Federación este camino hubiera resultado mucho más difícil. Ahora –mencionó con la voz entrecortada– podemos empezar a planear nuevos proyectos, ahora tenemos un futuro y todo es distinto: están los compañeros en la cocina divirtiéndose, jugando en el trabajo, felices”.
El sábado, justamente, aprovechando el festejo por los 127 años de Villa Crespo en la plaza Benito Nazar (delimitada por Apolinario Figueroa, Olaya, Antezana y Valentín Virasoro), en Los Chanchitos ofrecieron, al mediodía, “el mejor mondongo calentito casero para hacerle frente al frío”.