La línea C de subtes estuvo interrumpida este lunes de manera sorpresiva debido a un piquete que llevó adelante un grupo de personas, que ocasionó que no haya servicio durante más de 11 horas.
Atonio Morales, delegado de los trabajadores que paralizaron el servicio, sostuvo que salieron de las vías para “evitar una masacre”, por la presencia de fuerzas de seguridad en la estación Constitución y denunció “unos 150 compañeros reprimidos” y detenidos. Sobre las causas que lo llevaron a cortar las vías, el sindicalista no dio una explicación concisa, pero apuntó a la falta de seguridad para desarrollar las tareas gremiales.
Estas versiones las desmintieron desde la Metropolitana, Metrovías y el dirigente sindical Néstor Segovia.
Lucía Ginzo, vocera de Metrovías, explicó que si bien Morales es empleado de Metrovías, Miguel Criste, otro de los voceros de quienes cortaban las vías, “no es ni nunca fue empleado”, al igual que “de las 20 personas que estuvieron arrojadas a las vías haciendo un piquete algunas eran empleados de Metrovías y otras no”.
Por último, la vocera dijo que la empresa tiene “4300 empleados y dos gremios reconocidos, con los cuales convivimos”, desconociendo la pertenencia de la nueva facción sindical.
El comisario a cargo del operativo dijo que la Policía Metropolitana hizo “lo que nos indica la Justicia” y desmintió que hubiera detenidos ni que la fuera hubiese desalojado a los manifestantes, quienes se retiraron de las vías por su propia voluntad tras conocer la existencia de una orden de desalojo por parte de la Fiscalía interviniente.
Néstor Segovia, Metrodelegado, respaldó la versión de la Policía Metropolitana y calificó su accionar como “prudente”, y aclaró que en la empresa “no había un conflicto gremial”. “Nosotros no los conocemos. En verdad los que estaban en las vías eran dos trabajadores de otra línea y otros que no son trabajadores”, dijo, y señaló que los manifestantes “eran de la patota de la UTA” a quienes “ahora le soltaron la mano”.