La contradicción de Lousteau: ¿Opositor o aliado?

La contradicción de Lousteau: ¿Opositor o aliado?

Por Horacio Ríos

En menos de 15 días, el candidato de ECO pasó de proponer una “evolución” en la Ciudad a criticar duramente al macrismo. Sin embargo, su fuerza viene acompañando los proyectos claves del Pro.


La coalición que encabeza Martín Lousteau –que él y sus socios bautizaron con el abstruso nombre de Energía Ciudadana Organizada (ECO)– tiene, como toda experiencia política que elude el fracaso en su debut en las urnas, varios mentores, ninguno de los cuales evitará atribuirse el mérito de su nacimiento y su desarrollo. De todos ellos, Enrique “Coti” Nosiglia es el operador más sutil, el hombre-llave, el que habla con todos y con casi todos acuerda, de cuyas finas redes escapan muy pocos. Fiel a su estilo, el exministro de Alfonsín se mantiene en las sombras, aunque su teléfono siempre esté al rojo vivo. Por lo pronto, María Patricia Vischi, esposa del empresario y dirigente radical Víctor Hugo Salazar, un adlátere del “Coti”, fue en el tercer lugar de la boleta de candidatos a legisladores que encabezó el socialista Roy Cortina.

Esta alianza, que enlaza a radicales, a simpatizantes radicales sin partido, a la Coalición Cívica-ARI, al Partido Socialista, al Partido Socialista Auténtico y a Confianza Pública, es la heredera de Unen, la experiencia política que contenía un arco de partidos tan diversos entre la derecha y la izquierda que estalló en una serie de propuestas multicolores, algunas de las cuales no pudieron siquiera superar las PASO.

En este contexto, los agrupamientos que persistieron en la construcción de esta opción política comenzaron a darle forma a esta experiencia, que intentará ocupar el espacio vacío que dejó el radicalismo después de su debacle en 2001 y que de alguna manera terminó de estallar el 30 de diciembre de 2004 en República Cromañón, que fue el fin de Aníbal Ibarra.

Alerta roja

Pero de todas, la principal contradicción es que, mientras en territorio porteño ECO decidió enfrentar al Pro el 19 de julio, apenas 21 días después –el 9 de agosto– ambas opciones competirán aliadas en las PASO nacionales para enfrentar al peronismo. En este contexto cobran sentido las fuertes presiones que sufrió Martín Lousteau para desertar del balotaje por parte de sus aliados del Pro, devenidos en enemigos íntimos hasta el domingo próximo. Según versiones periodísticas, Lousteau se reunió en privado con Mauricio Macri, quien intentó convencerlo para obviar el 19 de julio, y tras su negativa, el jefe de Gobierno porteño envió a sus espadachines a que revelaran los costos que pagará el Estado porteño para efectivizar el balotaje.

Pero también hacia adentro del frente Cambiemos (la alianza entre ECO y Pro a nivel nacional) la decisión de ECO de ir a la segunda vuelta generó rispidez. Se dijo que Lilita Carrió, Oscar Aguad y Facundo Suárez Lastra le exigieron a Lousteau que se bajara, una discusión que culminó con una inesperadamente dura reacción de Roy Cortina, que salió a defender furiosamente al economista.

Por estas razones, en los últimos días de campaña, Lousteau profundizó en su estrategia de separar ambas realidades y desistió de mostrarse con sus aliados nacionales –a alguno de los cuales él mismo admitió que votará el 25 de octubre– Ernesto Sanz, Elisa Carrió y Margarita Stolbizer. Esta actitud obedece a la necesidad del líder de ECO de no confundir a sus votantes, que deberían escindirse para elegir entre sus opciones locales y nacionales si él los apoyara en público. La escisión envió en estos días a Ernesto Sanz a Jujuy, a Carrió a Santa Fe y a Misiones y a Stolbizer a La Pampa y a Rosario, todos bien lejos de la Ciudad.

Cosecharás tu siembra

El consultor Raúl Aragón dijo (ver página 8) que, en este contexto, “Lousteau sabe que la elección la pierde, pero él puede decir el lunes que lo votó casi la mitad de la Capital Federal. Entonces, puede aparecer como líder de la oposición mirando al 2017 y ese año encabezar una lista como candidato a diputado. Eso demuestra que Unen, o ECO en este caso, no es más que un acuerdo electoral para tratar de ganarle al oficialismo”. El experto descree que, luego del domingo, Lousteau convoque a su público para votar por Macri, algo que, por otra parte, el propio economista negó que vaya a hacer. “Es incongruente que lo haga y sería muy malo para su imagen como candidato, después de todo lo que denunció contra el Pro”, explicó.

Pero el que abandonó las buenas maneras para referirse a Lousteau fue el expresidente del Banco Central de Néstor Kirchner –y examigo del exministro de Economía–, Alfonso Prat-Gay, que escribió en caliente que “el error de Lousteau no es de ahora ni es exclusivo de él. Su error y el de los que lo acompañaron hasta esta instancia es haberse subido a una candidatura que le garantizaba, en el mejor de los casos, la contradicción de hoy”, en referencia a que el balotaje debilita la postulación de Mauricio Macri, que precisa mostrar un triunfo resonante del Pro en la Ciudad de Buenos Aires antes de las PASO nacionales del 9 de agosto.

Luego Prat-Gay se preguntó, con cierta consternación, desde su página de Facebook: “¿Qué mensaje de gobernabilidad les estamos dando a todos los votantes del país? ¿También nos vamos a pelear por gobernar si ganamos la elección nacional?”, para luego opinar que a “esta contradicción de gobernabilidad” se arribó por “la ambición de Lousteau y el oportunismo de quienes lo empujaron”.

El exintendente porteño Facundo Suárez Lastra también se sumó a la lista para cachetear a Lousteau. “El candidato de ECO a jefe de Gobierno no ha sido claro y oculta sus preferencias nacionales. A muchos ciudadanos este es un dato que nos resulta fundamental para evaluar el carácter y el posicionamiento político de quien aspira a gobernar la Ciudad de Buenos Aires”, abundó el dirigente mendocino radicado en Buenos Aires. Montado sobre un espíritu crítico exacerbado y obviando la realidad local, el también exconcejal de la Ciudad consideró “inconcebible” que “razones de táctica electoral hagan omitir un pronunciamiento esencial para ver quién es quién y a qué se juega en la disputa nacional para superar al kirchnerismo”. Finalmente, Facundito –como se lo conocía en el radicalismo hacia 1983, para diferenciarlo de su padre, Facundo Suárez– se permitió solicitarle “reflexión y prudencia” a Lousteau y le exigió “que despeje las dudas acerca de si en lo nacional su opción será la testimonial o se sumará al consenso enorme que la Ciudad ya ha manifestado el domingo acerca de que es la hora de la unión de la oposición para ganarle al kirchnerismo”.

El análisis más sensato fue el de Margarita Stolbizer, quien reconoció que “implica una contradicción muy grande que Lousteau cuestione al Gobierno de la Ciudad con críticas muy duras y, sin embargo, después tenga que explicar que en el plano nacional sus socios están apoyando a la gestión que él critica”. Delicioso.

Un futuro borroso

¿Qué pasará el 20 de julio, cuando la segunda vuelta sea historia y comiencen a delinearse los bandos del oficialismo y la oposición en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires? ¿Será el de ECO un interbloque alineado con el Pro, a cuyo candidato presidencial apoyarán en las elecciones nacionales de octubre y, eventualmente, de noviembre?

Durante el transcurso del año, los diputados de Unen que ahora forman ECO levantaron sus manos para apoyar al macrismo en algunas leyes que dejaron secuelas, como ocurrió en diciembre del año pasado con el Presupuesto 2015 y el 26 de junio último con un paquete de leyes económicas que contemplaban una ampliación presupuestaria para cubrir subas salariales, la emisión de deuda pública por 890 millones de dólares y un tope a la suba del ABL para el año en curso. El kirchnerismo se negó a apoyar estos proyectos, por lo que solamente la aquiescencia de Unen permitió su aprobación. De todos modos, el límite que puso Unen al Pro llegó con su negativa a autorizar la construcción de un enorme centro de compras en Caballito y la cesión de dos manzanas en Casa Amarilla para ampliar el estadio de Boca Juniors. Esta actitud, mucho más complaciente que la que se proponía inicialmente Unen, se debió precisamente a su estallido, que dio a luz a ECO. La propuesta de Lilita Carrió fue claramente la de desairar a la izquierda de Unen, que encarnaba en especial Pino Solanas, para ir a buscar la confluencia con Ernesto Sanz y Mauricio Macri, en un intento por sumar al radicalismo a un esquema de poder que le permita volver a ser lo que fue hasta 2001.

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