En medio de las nuevas dudas que surgieron en la investigación por la muerte del fiscal Alberto Nisman ante los últimos estudios conocidos, la frase de la criminóloga y especialista en Balística Cristina Vázquez no pasa inadvertida. “El caso Nisman podría ser un crimen perfecto”, dispara.
Vázquez, que fue la primera mujer perito en la Argentina y trabajó en casos policiales resonantes y en la investigación por la muerte del militante de izquierda Mariano Ferreyra, accedió a dialogar con Noticias Urbanas. Ofreció detalles de cómo trabaja un perito balístico y dio su mirada ante la investigación en torno a la muerte del fiscal del caso AMIA, que tiene prácticamente en vilo al país desde el 18 de enero de este año y ya enfrentó fuertemente a la querella, representada por la jueza Sandra Arroyo Salgado, con la fiscal Viviana Fein.
“Lo primero que hay que hacer en un caso es resguardar la escena del hecho y después determinar qué pericias se pueden hacer. En el caso de Nisman, lo principal que hay que investigar es el arma”, aseguró Vázquez, apenas días después de que se revelara que la pistola Bersa .22 de la cual salió el disparo que mató al fiscal deja rastros de pólvora, que justamente no se encontraron en el cuerpo de Nisman.
Imposibilitada de dar una afirmación concreta al no manejar los detalles y el expediente del caso, la perito señaló que los indicios que se conocen dan a entender que el fiscal fue asesinado, aunque prefirió mantener la duda y esperar las conclusiones definitivas: “Todo parece indicar que fue un homicidio, pero todavía no tenemos pruebas contundentes e irrefutables”.
–El arma que mató a Nisman deja rastros de pólvora, pero no se encontraron en la mano del fiscal.
–Los rastros tienen que buscarse en la zona que cubre la piel del dedo índice y del pulgar, de ambas manos, porque si se suicidó ahí debería haber algo. Allí tendría que haber restos de la deflagración de pólvora y lo que contiene el fulminante, que está formado por antimonio, bario y plomo. Si uno se dispara a sí mismo, eso se tiene que encontrar, pero en el caso de Nisman eso no ocurrió. Hubo un primer estudio de barrido electrónico, en La Plata, que dio negativo. Y lo mismo pasó en el segundo, en Salta. Es llamativo porque se usó un microscopio de altísimo detalle, cada punto se ve como un cráter.
–¿Qué cree usted que pasó?
–Ante los resultados que reflejaron esos estudios y las dudas que aún existen, podrían deducirse varias cosas. Una de ellas es que se tomaron mal las muestras, pero no lo creo porque los peritos son personas muy especializadas y reconocidas. Otra es que realmente no existan rastros en la mano de Nisman. Y la tercera es que la sangre del fiscal haya enmascarado o tapado los restos.
–¿En Criminología se estudian ciertos parámetros del suicida?
–Cuando alguien se suicida con un arma, generalmente se apoya la boca del cañón de la pistola en la cabeza, y en este caso hubo una cierta distancia. Tampoco Nisman se paró frente al espejo del baño, como sí hizo, por ejemplo, el doctor Favaloro. Si hubiera hecho eso tendría que haber habido manchas a la derecha suya, pero estaban del otro lado. Además, la querella dice que estaba arrodillado, mientras que el perito de [el técnico informático] Lagomarsino asegura que observó una mucosidad en la sangre, lo que probablemente sería de una hemorragia nasal o bucal.
–¿Un suicida deja siempre algún mensaje de despedida?
–Puede dejar o no mensajes. Eso es relativo.
–¿En los asesinatos hay ciertos parámetros que se repiten?
–En Criminología hay una ley que se llama la “ley del intercambio”, que ocurre cuando el criminal se lleva algo de la escena del crimen o de la víctima, mientras que en la víctima pueden encontrarse elementos del asesino. Un ejemplo es el caso de Ángeles Rawson. Allí, el portero Mangeri tenía marcas de la resistencia de la nena, y a Ángeles se le encontró piel de Mangeri debajo de las uñas.
–Nada de eso se encontró aún en el caso Nisman.
–En este caso hay indicios de homicidio, pero no se encontraron pruebas que sean indiscutibles. También parece que se borraron los datos del fiscal después de muerto, eso es otro tema a tener en cuenta.
–¿Podría tratarse de un crimen perfecto?
–Sí, podría ser. Yo, particularmente, estoy trabajando en la investigación de un caso desde 2011 y aún no sabemos qué pasó realmente, pese a que hay varios sospechosos e indicios de que sería un asesinato.
–¿Cómo evalúa el trabajo de la fiscal Fein?
–Creo que está muy presionada y eso le quita capacidad técnica. Parece un poco atrasada, pero yo no tengo la causa ni conozco los detalles para juzgarla. Hasta ahora se hicieron las pericias necesarias.
–Arroyo Salgado cuestiona muy duramente a la fiscal y planteó varias irregularidades sobre su trabajo.
–El trabajo que se hizo en la escena del hecho fue muy irregular. Que allí hayan estado tantas personas, incluso el secretario [de Seguridad] Sergio Berni, son elementos que contaminan. Cualquiera podría haber dejado una huella suya ahí. En la escena solamente tienen que estar los funcionarios judiciales.
–Teniendo en cuenta que Nisman investigaba el atentado a la AMIA y la denuncia que había hecho contra Cristina Kirchner poco antes de morir, ¿podría tratarse de un caso con tintes políticos?
–Tiene toda la apariencia, pero tampoco lo podemos probar. Hasta ahora solamente sabemos que lo mató una bala disparada de una determinada arma y que estaba apoyada de cierta forma hacia su cabeza. En términos de investigación criminal, no cabe duda de que el caso Nisman es un caso apasionante.