Daniel Scioli encabezó en la noche de este miércoles un acto en el Teatro Cervantes en el cual se comprometió al traspaso de la Policía Federal para la Ciudad para que interactúe con las demás fuerzas en la Ciudad, recordó su pasado como dirigente de este distrito y dedicó parte de su discurso a responder a quienes critican el sistema electoral cada vez que el resultado de la elección les es adverso.
Un Scioli sereno, contento de volver a su ciudad, reflexivo y punzante, les reclamó “a los mismos que hablan de valores republicanos y que ponen en peligro la legitimidad de comicios que son la base del sistema democrático” que “acepten la voluntad de un pueblo que no quiere volver para atrás”.
El marco tuvo un fuerte folclore (y control) peronista. Por la concurrencia y porque se cantó –como hacía mucho que no pasaba– la marcha entera, lo que incomodó levemente a Axel Kicillof, que sin saberla ni cantarla, se encontraba en uso de la palabra para luego dedicarse a escrachar al gobierno liberal local con un vendaval de números, en un discurso que (aunque compartido) no era el esperado esa noche. El ministro de Economía funcionó como “soporte” de la banda principal y de delegado VIP del poder central.
El gobernador bonaerense valoró en su discurso los logros del Gobierno nacional en los últimos 12 años y al kirchnerismo como “el espacio político más coherente y más previsible” que garantizará “el futuro que se viene a partir de las realizaciones y conquistas” alcanzadas.
El candidato tuvo palabras de elogio para Kicillof y para los funcionarios y excandidatos a jefe de gobierno porteño Daniel Filmus y Mariano Recalde, a la vez que atribuyó al kirchnerismo “haber recuperado el valor de la política”. Afirmó que si triunfa en octubre “va a gobernar la política y no los poderes concentrados”.
Scioli calificó a su eventual gobierno como la “cuarta etapa de este proyecto” y prometió avanzar en todas las áreas y “construir sobre lo construido”.
“Vengo a asumir un compromiso con los porteños”, manifestó, y se refirió a dos temas de interés del electorado local cuando aseguró “un millón de viviendas para los próximos cuatro años” y “obras de infraestructura para descongestionar el tránsito, algo que ya empecé ahora como gobernador vecino”.
En el final, llamó a “tenderles una mano a los correligionarios radicales que no se sienten convocados por el centroderecha” y “quieren seguir siendo parte del espacio nacional y popular”, y a los “socialistas que creen en el rol social activo del Estado”.
Asistieron al acto el ministro de Trabajo, Carlos Tomada; el jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez; el presidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni, y el titular del PJ porteño, Víctor Santa María. En un bar aledaño, el presidente del Consejo de la Magistratura y exjefe del peronismo porteño, Juan Manuel Olmos, adhería en silencio pero a pleno desde su condición.
A su vez, acompañaron al candidato presidencial los legisladores porteños María Rosa Muiños, Lorena Pokoik, Gabriel Fuks, Aníbal Ibarra, Jorge Taiana, Claudio Palmeyro, Gabriela Cerruti, Paula Penacca, Gabriela Alegre, María Rachid y Jorge “Quito” Aragón, al tiempo que también estuvieron presentes (en el palco o primera fila), el dirigente de los taxistas Omar Viviani, la exdefensora del Pueblo Alicia Pierini, José Luis Lingieri, Gustavo Gemelli, Guillermo Oliveri, Silvia La Ruffa, Abel Fatala, Gustavo López, Mara Brawer, Roberto Feletti, Ricardo Morato, Carlos Fernández y Julieta Cau, entre muchos otros. También dijeron presente en este compromiso los integrantes de la cúpula camporista, con Mariano Recalde, Juan Cabandié y Andrés “Cuervo” Larroque como principales referentes.