Maximiliano Guerra y Charly García actuaron en el Colón, entre pianos y cacerolas

Maximiliano Guerra y Charly García actuaron en el Colón, entre pianos y cacerolas

El bailarín Maximiliano Guerra bailó con el Ballet del Mercosur, en ttanto que Charly García cerró el 25 de mayo interpretando con su piano el Himno Nacional. Ambas figuras brillaron por sobre los incidentes que se produjeron cuando un grupo de manifestantes que habían estado protestando afuera irrumpió con sus cacerolas y bombos dentro del Teatro cuando promediaba la función


El bailarín Maximiliano Guerra y el músico Charly García opacaron con sus actuaciones los incidentes que se produjeron en la función del 25 de mayo en el Teatro Colón. Un grupo de manifestantes irrumpió en pleno espectáculo, en protesta porque la sala fue subalquilada a la empresa Megaticket, en lugar de realizarse la función de gala tradicional, en la que actuaban los elencos estables del primer coliseo argentiino.

La noche comenzó con los ánimos caldeados. Alrededor de las 20, un grupo de manifestantes, entre los que se encontraban ahorristas, los propios trabajadores del Colón, agrupados en ATE y CTA y algunos caceroleros que respondían a diferentes asambleas barriales, se concentraron en las puertas del Colón. Al grito de "ladrones" y "cómplices", abucheaban al público que, desconcertado, se aprestaba a entrar al Teatro con sus localidades en la mano.

Las cosas al principio no pasaron de allí. Entonces fue el turno de Maximiliano Guerra y el Ballet del Mercosur, quienes interpretaron un programa variado, de diferentes matices y con pizcas de música popular, un poco de pop y algo de rock. Así fueron pasando los números.

Pero la sorpresa invadió a los espectadores cuando, a mitad de un número de ballet, y mientras sonaba Run Like Hell de Pink Floyd, un grupo de manifestantes irrumpió dentro del Teatro, tocado sus bombos, agitando banderas y haciendo sonar sus cacerolas. Nadie entendía nada, ni sobre el escenario -el Ballet no interrumpió su coreografía- ni debajo de él. "Algunos manifestantes vencieron la seguridad e ingresaron a la Cazuela (el tercer piso) por una de las puertas que da a la calle Viamonte -explicaba un agente del teatro- pero inmediatamente fueron sacados por los mismos espectadores y se retiraron sin realizar desmanes", informó. Luego se supo que efectivos de la comisaría tercera concurrieron al lugar, pero no se realizaron detenciones.

Algunos espectadores abandonaron el Teatro. Sin embargo, el momento pasò y dejó lugar a las actuaciones de los artistas. Maximiliano Guerra terminó su presentación con un número solista y luego uno de tango y, cuando estaba siendo ovacionado por su desempeño, se escucharon los primeros acordes del Himno Nacional Argentino.

Entonces fue el momento de Charly García. Una plataforma lo elevó hasta el escenario, sólo con su piano. Tocó su versión del himno, mientras todo el Teatro estaba de pie, con las luces encendidas. "A Charly se lo vio muy bien", fue el comentario generalizado. Vestido de traje, cerró su actuación con un tema de Serú Girán, se abrazó con Maximiliano Guerra y se fue, más que aplaudido y escuchando el pedido tradicional de "otra, otra".

LOS MANIFESTANTES DENUNCIARON QUE QUIEREN TERMINAR CON LOS CUERPOS ESTABLES

Los ahorristas y los propios trabajadores del teatro protestaban mientras adentro las autoridades se mostraban más que intranquilas. Primero la bronca fue contra los camarógrafos de prensa: "no voy a dejar entrar ni una sola cámara, porque están ayudando a que se agrande el problema de ahí afuera", gritaba un delegado del Teatro.

Los trabajadores de ATE y de la CTA protestaban porque las autoridades del Colón "han decidido ofrecer, en este 94º aniversario -ayer el Colón festejaba también su cumpleaños-, un espectáculo que no incluye a ninguno de los cuerpos artísticos del Colón. Este gesto de desprecio muestra la decisión de los funcionarios de destruir a los cuerpos estables del Colón y a su producción propia, y convertirlo en una sociedad del estado", decían los manifestantes.

Mientras tanto, en los pasillos del primer coliseo argentino, yendo nerviosamente de un lado para otro vestido "de fajina", se lo vio a Pablo Batalla, el director administrativo del Teatro, que no podía entender lo que estaba pasando. "No entienden que si éstos -por los manifestantes- siguen así, el Teatro se termina…", se lo escuchó decir, casi al borde del colapso.

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