En el mundo del espionaje nada es lo que parece. Por eso, las primeras lecturas siempre suelen ser erróneas. Y eso no es casual. Lo que tratan de lograr los espías es que se piense lo que no es. Esa es su misión.
A solamente cinco días de la elección presidencial, las diputadas nacionales del Pro Patricia Bullrich y Laura Alonso presentaron dos denuncias judiciales sobre espionaje a políticos, jueces y periodistas. Todos ellos eran espiados, a través de los servicios de inteligencia y del Ejército, por el Gobierno nacional. A este largo listado accedieron gracias a un exagente de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SI).
Según la denuncia que presentaron este martes, el espionaje se llevó a cabo desde dos lugares distintos, uno en la Ciudad y otro en la provincia de Buenos Aires. El primero estaba ubicado en San Juan y Entre Ríos, y el segundo, en el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (Citefa), en Villa Martelli.
Al presentar la denuncia, Alonso dijo: “Se realizó una interceptación de líneas telefónicas y almacenamiento de datos provenientes de WhatsApp, mails, mensajes de texto, en los teléfonos celulares y computadoras”.
Para más datos, Alonso agregó que entre los espiados también se encuentran personalidades e intelectuales no afines al Gobierno nacional, agentes de la ex SIDE y de la CIA. Según ella, el dato que une a la mayoría de los espiados es que son opositores al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
El problema es que no se puede considerar a la denuncia aislada del contexto que la rodea. Desde el Gobierno nacional y desde el sciolismo aseguraron a Noticias Urbanas que la presentación judicial es parte de la campaña presidencial de Mauricio Macri y que tiene como objetivo pegarles a Cristina y a Daniel Scioli al mismo tiempo.
Es más, desde el oficialismo manifestaron que detrás de la denuncia está Jaime Stiuso y que la información a la que accedió Alonso le fue proporcionada por gente relacionada con el exjefe de Operaciones de la SI. Pero hay más. También acusan a Alonso de tener vínculos con la Central de Inteligencia Americana (CIA). Alonso no está demás decirlo, siempre tuvo una muy buena relación con Stiuso.
“Hay que analizar la denuncia parte por parte, porque hay varias aristas. En primer lugar hay una motivación política, eso es obvio, por otro lado la información fue filtrada por un importante directivo de la Agencia Federal de Inteligencia, a ese listado solamente tienen acceso los jefes. Y por último, todos los gobiernos realizaron tareas de espionaje”, le dijo a Noticias Urbanas un importante hombre de la inteligencia local.
Teniendo en cuenta que la información salió de adentro, solamente resta saber quién la filtró. En la AFI hay varios grupos enfrentados pero todo indica que la data proviene del sector opuesto a los camporistas que desembarcaron en el lugar.
Los cañones apuntan al director de Reunión de la AFI, Fernando Pocino, un excristinista ahora enfrentado con La Cámpora, a quien fue su socio en inteligencia, el exjefe del Ejército César Milani, que fue echado de su puesto luego de pasarse al sciolismo, y, por último, al sector que todavía le responde a Stiuso.
Todo esto no es casual. Los camporistas se ganaron muchos enemigos internos desde su llegada a la AFI al apartar de puestos claves a gente experimentada para colocar a sus hombres. Como era de esperar, esto trajo vuelto. Y el mismo llegó a muy pocos días de la elección. Ese es uno de los problemas de moverse entre caníbales.