“Los planes nunca funcionan como uno ha previsto. Siempre se van a pique en cuanto se dispara el primer tiro”, dijo el escritor británico Lee Child, con un exquisito y cínico realismo.
El plan del traspaso de la Policía Federal (PFA) a la Ciudad puede tener el mismo destino. Aunque el futuro es incierto, existe una decisión irreversible: con el nuevo Presidente la policía pasa a la órbita de la Ciudad.
Noticias Urbanas pudo saber, que el ministro de Justicia y Seguridad del Gobierno de la Ciudad, Guillermo Montenegro y el exjefe de la Policía Metropolitana y especialista en temas de seguridad del Pro, Eugenio Burzaco, están diseñando el plan para el futuro traspaso, en caso de que Mauricio Macri sea Presidente.
Lo que más le preocupa al macrismo no es el pase, sino lo que sucederá después. Otra de las cuestiones que los desvela es el financiamiento.
Siempre se dijo que el traspaso se debía hacer con los fondos correspondientes. Eso supondría una suma equivalente a los diez mil millones de pesos. Sin embargo, Macri no estaría dispuesto a desembolsar tanto, en caso de ser Presidente. El candidato presidencial del Frente Cambiemos cree que con ocho mil millones de pesos es suficiente.
El tema de los fondos es un tema a solucionar. Pero no es el único, todo lo contrario. El pase de la Superintendencia de Seguridad Metropolitana, de la cual dependen las 54 comisarías de la Capital Federal, es una cuestión muy complicada de llevar a la práctica sin que surja ningún problema.
Uno de los más importantes, es el malestar que se vive en la Federal por no haber sido consultada. En especial en la tropa, que será la principal afectada, en caso de concretarse el pase. En todas las páginas que circulan por internet el malestar de los policías es evidente.
Además, creen que existe una serie de cuestiones que no son consideradas en su real dimensión por los políticos. Esos obstáculos no son nada menores.
Seguridad Metropolitana es la Superintendencia más importante y numerosa de la Federal. El comisario mayor Guillermo Néstor Calviño es su jefe, y pretende ser el jefe de la policía de la Ciudad en caso de que se realice el traspaso. No está dispuesto a cederle su lugar a un uniformado de la Metropolitana. Es simple, los Federales sienten que tienen una jerarquía superior a sus colegas porteños.
Sin embargo, la PM tiene un jefe, el comisario Horacio Giménez. Así surge un conflicto que todavía no tiene respuesta: quién conducirá la fuerza en caso de que sea traspasada. Los capos de la Metropolitana tampoco están dispuestos a perder sus privilegios.
El tema de los sueldos también genera rispideces. Cuando se creó la Metropolitana, Macri incorporó mucho personal de entrada debido a que los sueldos eran superiores a los de la Federal y a los de la policía de la provincia de Buenos Aires. Entonces, si se hace el pase, la lógica indica que los 20 mil hombres que integran Seguridad Metropolitana verían subir sus sueldos automáticamente.
Otro tema conflictivo es el del escalafón jerárquico de la fuerza. En la Metropolitana hay un jefe, un subjefe, cuatro Superintendentes y cargos de comisionado general, comisionado mayor y comisionado. Estos tres últimos no existen en la Federal. O sea que nadie sabe si los traspasados cambiarán sus jerarquías y se adaptarán a los de la PM o, por el contrario, los Metropolitanos recibirán nuevas jerarquías y se acomodarán a las de la Federal.
Hay demasiados asuntos por solucionar. El Hospital Churruca, los retirados y el equipamiento, son otros de los temas a resolver.
Ante ese panorama, las versiones de un posible incremento de la inseguridad en caso de un traspaso inconsulto, ya empezaron a circular.
Un grupo de la Federal está dispuesto a mostrar su descontento y sabe como presionar a los políticos.
A pesar de todas las contras, Mauricio ya tomó la decisión. El problema es que hasta el plan más perfecto se puede ir al demonio luego del primer tiro.