Un debate que fue intenso pero no cambiará nada

Un debate que fue intenso pero no cambiará nada

Buenos contrapuntos aunque con cero propuestas y más de lo mismo. Un Macri más relajado y Scioli remó hasta empardar. Todo sigue como estaba. Por Fernando Riva Zucchelli


El histórico debate presidencial en la Argentina fue mejor de lo pensado en cuanto a la intensidad en el contrapunto de los candidatos. Pero absolutamente carente de ideas y profundidad si uno esperaba algunas propuestas nítidas para definir el voto.

Mauricio Macri de entrada sacó ventaja. Relajado, sonriente y con la certeza de no tener que remontar la cuesta, le tiró toda la presión a Daniel Scioli, que se mostró nervioso y serio, casi enojado en el arranque. Sabedor que esta era una de las últimas oportunidades que tenía para revertir la ventaja que le lleva el líder de Cambiemos, Scioli fue un manojo de nervios al principio, aunque fue recuperándose con el paso de los minutos, hasta llegar a equipar a su rival que no supo rematar el partido.

Los golpes fueron todos de “estrategia previa”, sin espontaneidad ni atados a alguna propuesta. No vale la pena detenerse en este avance en estas expresiones, ya que no dejaron nada y abundaron las chicanas entre ambos.

Los planes fueron claros, contundentes y cumplidos hasta con un grado de agresividad que no es común en ninguno de los dos políticos, más amante de los consensos.

La corrupción en el oficialismo, el alineamiento internacional, la muerte del fiscal Nisman, el procesamiento de Macri por las escuchas de la Policía Metropolitana, qué medidas tomarán ambos para salir del estancamiento y sincerar la economía fueron algunos de los temas que ni se rozaron en el debate. y lo que se tocaron como narcotráfico, trata, educación e infraestructura fueron con mucha liviandad.

Scioli se cansó de hablar del ajuste, la devaluación, la desigualdad, el endeudamiento y lo que generan estas medidas en el pueblo trabajador y en la pequeña y mediana industria. FMI y buitres también fueron agregados al menú. Lo definió a Macri como el ejecutor de todas estas políticas si fuera Presidente. En su mejor intervención le espetó, “¿si no pudiste con los trapitos, vas a poder con el narcotráfico?”

El voto miedo desde el FpV a una hipotética gestión de Macri sobrevoló toda la noche en la Facultad de Derecho. Fue lo central de la estrategia del oficialismo. Muy poco para noquear.

Macri fue igual de práctico, lo acusó de ser la continuidad del fracaso del gobierno con crecimiento nulo en cuatro años, de actuar como un panelista de 678, lo pegó siempre al actual gobierno, a Aníbal Fernández y Milagro Sala entre otros, algo que puso incómodo a Scioli que en un momento, molesto, llegó a decir: “Esos se van en diciembre, preguntame a mí”. Un poco torpe Macri fijó al dólar en 15 al explicar la devalución K, para darle comida al adversario.

Ninguno contestó nada de lo que se le preguntó, pero quedó muy expuesto Scioli con el tema de la cláusula democrática con Venezuela y el memorando con Irán, preguntas muy concretas que fueron obviadas como todas las demás. Macri mientras tanto se escapó olímpicamente del voto de su espacio en las estatizaciones de YPF, Aerolíneas y las AFJP.

Macri tenía que no derrapar y lo logró con comodidad. Scioli logró emparejar con mucha fuerza y decisión el mejor comienzo de su adversario. Igual parecería que esta iniciativa de Argentina Debate no movió la aguja del voto popular. El final fue un éxito de la democracia, con los cuatro, los candidatos y sus parejas saludándose con besos y abrazos. Bien del gusto americano, good show.

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