La presidenta Cristina Kirchner prometió hoy “aportar gobernabilidad”, al advertir que a la nueva administración de distinto signo político “no le haremos todo lo que nos hicieron a nosotros” y si bien instó a la unidad de los “argentinos”, llamó a sus seguidores a “empuñar las banderas” si no los “acompañan los dirigentes”.
A cinco días de dejar el poder en manos del presidente electo, Mauricio Macri, Cristina pidió a su espacio “no entrar en cuestiones internas” pero, a la vez, lanzó un filoso mensaje hacia adentro: “Traidores y traiciones hubo siempre. Son necesarios. Si no hay traidores, no hay leales. Si no hay traidores, ¿cómo distinguís a los leales?”.
La mandataria encabezó este mediodía un acto en la localidad bonaerense de Don Bosco, Quilmes, donde inauguró la primera etapa de electrificación de la línea del Ferrocarril General Roca, ramal Constitución La Plata, junto al ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo.
A la convocatoria también asistieron el ex candidato a vice presidente y secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, los ministros de Economía, Axel Kicillof, y de Planificación, Julio de Vido, y los intendentes de Quilmes, Francisco “Barba” Gutiérrez, y de Berazategui, Patricio Mussi, entre otros funcionarios. “Tenemos la inmensa responsabilidad de aportar gobernabilidad al país. Somos una fuerza política que no le vamos a hacer a un gobierno, aunque no sea de nuestro signo político, lo mismo que nos hicieron a nosotros”, aseveró la mandamás del kirchnerismo.
Más adelante, resaltó: “La gobernabilidad no es que cuatro dirigentes se pongan de acuerdo es volver a bajar todos los compañeros al territorio, a los barrios, a las fábricas”.
En un clima tenso en el PJ por los reacomodamientos tras la derrota electoral, la Presidenta pidió que “no nos distraigamos en cuestiones internas, ni ‘zutanito’, ni ‘menganito’ ni ‘perenganito’. Perón siempre decía que no hubiera existido el cristianismo sin Judas. El problema no es Judas, el problema es la fe y las convicciones”.
“No nos detengamos en lo pequeño, en lo chiquito, en los que no entienden. Al contrario: tratemos de convencerlos y, si no, que sigan hablando”, arengó.
Después de ocho años al frente del Ejecutivo nacional, tras 12 años de kirchnerismo y a punto de dejar el poder, Fernández lideró un encuentro antes del acto convocado para el miércoles 9 en la Casa Rosada, donde tiene previsto inaugurar un busto de su fallecido marido, el ex presidente Néstor Kirchner.
En su enérgico discurso, la jefa de Estado hizo una exhortación: “Es importante que nos unamos entre los argentinos y entre los compatriotas porque una de las cuestiones fundamentales de nuestra historia ha sido dividirnos y enfrentarnos con falsos dilemas y antinomias”, sentenció.
“Por ahí no todos tienen la inteligencia ni la claridad de que son falsas las antinomias, que son cuestiones formales y que no hacen al fondo y cuando se dan cuenta ya es demasiado tarde”, expresó.
Tras aclarar que “cuando hablo de unidad no hablo de unidad de los dirigentes”, convocó a su militancia a “convencer y persuadir” para sostener los postulados del kirchnerismo “más allá de los errores y los aciertos”.
Pero si bien instó a la unidad, al mismo tiempo pidió a sus seguidores “empuñar las banderas” si no los “acompañan los dirigentes” a partir del recambio de gobierno del jueves.
En tal sentido, dijo que “los derechos que han conquistado” a lo largo de los 12 años de kirchnerismo “son de cada uno”.
Tras advertir que “si hay que ir solos, iremos solos”, volvió a conminar a la sociedad a que “empuñen fuerte las banderas y no las suelten nunca más”.