Después de algunas idas y venidas, cierta incertidumbre y una lluvia de nombres, el nuevo equipo de ministros y secretarios del Gobierno bonaerense está listo. Lo presentó la flamante gobernadora, María Eugenia Vidal, tras casi siete semanas de buscar componerlo desde que ganara la elección.
No fue tarea fácil. Vale recordar que a principio de año nadie consideraba que la exvicejefa porteña podía llegar al Sillón de La Plata, por lo que no había reclutamiento. Fue cuando el desprestigiado Aníbal Fernández ganó la primaria kirchnerista que comenzó a crecer la expectativa en Cambiemos. Y como cuentan desde su entorno, recién en octubre Vidal empezó a ser consciente de que el batacazo estaba al alcance de la mano.
El gabinete de Cambiemos, presentado por Vidal en Lanús, no tiene una marca registrada –como tal vez sí el nacional, con fuerte impronta gerencial y tecnocrática– ni figuras con alto nivel de conocimiento. Tal vez el más popular sea Cristian Ritondo, ministro de Seguridad, el primero en darse a conocer, allá por fines de octubre. Tampoco tiene una jefatura de Gabinete, por lo que no habrá un Alberto Pérez.
La joya de la abuela que logró quedarse para sí la gobernadora fue Edgardo Cenzón, ministro de Infraestructura, Obras y Servicios Públicos. Cordobés de nacimiento y economista de profesión, se desempeñó hasta esta semana como ministro de Espacio Público porteño. El presidente Mauricio Macri lo quería en su gabinete pero finalmente Vidal ganó la puja. En términos de recursos y de poder, será el más relevante.
El ala política la liderará Federico Salvai en el Ministerio de Gobierno. La histórica mano derecha de Vidal y esposo de la ministra de Desarrollo Social nacional, Carolina Stanley, también oficiará como coordinador de las diferentes carteras. Ese rol, sin embargo, será especialmente asignado para Roberto Gigante, exjefe de Gabinete de Hacienda de la Ciudad y ahora ministro de la recién creada área de Coordinación y Gestión Pública.
Dos de los principales cargos por su impacto social son el de la Dirección General de Escuelas, a cargo del exsubsecretario de Políticas Educativas porteño, Alejandro Finocchiaro, y el de la ministra de Salud, Zulma Ortiz, la “tapada” del gabinete: la docente y médica reumatóloga fue la última en ser designada. También será clave en el día a día de los bonaerenses el ministro de Desarrollo Social, Santiago López Medrano, muy cercano a Vidal y exfuncionario de Stanley.
Una de las sorpresas fue la escasez de dirigentes radicales en el gabinete. El único caso será el de Jorge Elustondo, ministro de Producción, exfuncionario del INTA y de la intervención dispuesta por la Alianza en la provincia de Corrientes en 2000. Otra fue la de la permanencia del exdenarvaísta y ¿ex? sciolista Gustavo Ferrari en la enigmática Asesoría General de la Gobernación.
La polémica, si es que la hubo, la trajo el ministro de Justicia, Carlos Mahiques, un exjuez ligado al Opus Dei y de posturas reaccionarias en temas de género y de salud reproductiva. En tanto, la pata gerencial del gabinete es el ministro de Trabajo, Marcelo Villegas, exgerente de Pérez Companc y de multinacionales como Cencosud y Wal-Mart.
Desde lo comunicacional (siempre columna vertebral para el macrismo), la adquisición más prominente de Vidal fue Diego Suárez, miembro del entorno más cercano de Macri, quien será secretario bonaerense de Comunicación. Suárez viene de estar a cargo de los contenidos y discursos de la campaña presidencial, siendo una pieza clave del engranaje de Marcos Peña.
El gabinete se completa con el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza; el de Asuntos Agrarios, Leonardo Sarquis; el secretario Legal y Técnico, Julio Conte Grand; el titular del Instituto Cultural Bonaerense, Alejandro Gómez, y el consultor estrella Fabián Perechodnik (Poliarquía) como secretario general de Gobierno, un nombramiento que despertó sorpresas pero que desde el vidalismo lo explicaron con base en que el sociólogo es de “la extrema confianza” de la gobernadora.
Al frente del Banco Provincia estará Juan Curutchet (secundado en la vicepresidencia por Augusto Rodríguez Larreta). Una particularidad es que habrá dobles cargos: el vicegobernador Daniel Salvador (UCR) será secretario de DD.HH. y el concejal de San Fernando, Alex Campbell, oficiará de subsecretario de Asuntos Municipales.La fractura kirchnerista
La derrota en territorio bonaerense ya tuvo su primera cristalización en lo institucional: se quebró el bloque del Frente para la Victoria en el Senado bonaerense ante la imposibilidad de ponerse de acuerdo por quién designar como autoridades, aunque la pelea de fondo es entre el cristinismo duro y La Cámpora versus el PJ tradicional.
La derrota en territorio bonaerense ya tuvo su primera cristalización en lo institucional: se quebró el bloque del Frente para la Victoria en el Senado bonaerense ante la imposibilidad de ponerse de acuerdo por quién designar como autoridades, aunque la pelea de fondo es entre el cristinismo duro y La Cámpora versus el PJ tradicional.
El primer sector tendrá como presidenta a Ana María Sierra, esposa del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. Ese bloque estará compuesto por siete legisladores, entre ellos el exsecretario Sergio Berni y la sabbatellista Mónica Macha.
En tanto, los segundos (que se quedaron con nueve de los 16 electos por el FpV en octubre pasado) tendrán como líder a Daniel Barrera, muy cercano al matancero Fernando Espinoza. En este bloque estarán representantes del peronismo bonaerense clásico, como el exintendente Darío Díaz Pérez o Alejandro Urdampilleta (cercano al derrotado Vasco Othacehé).
En un escueto comunicado, el ya exgobernador Daniel Scioli dijo haberse contactado con los legisladores bonaerenses del FpV y se comprometió a trabajar “por la unidad” de ese espacio. La carrera por liderar al peronismo poskirchnerista ya no se esconde.