Marcos Novaro es licenciado en Sociología y doctor en Filosofía. Dirige el Programa de Historia Política del Instituto Gino Germani, de la UBA y trabaja para Cipol, aunque no es un colega de los agentes Napoleón Solo e Illya Kuriakyn, porque Cipol es, en este caso, la sigla del Centro de Investigaciones Políticas.
En diálogo con Noticias Urbanas, Novaro expresó que “globalmente, la ley es mala, pero es peor aún su instrumentación. Se le dio un uso perjudicial”.
Aún así, el investigador consideró que “los medios importantes son empresas y tienen intereses”.
Opuesto desde el principio a la norma, Novaro argumentó que “la discusión de la Ley de Medios fue un momento crítico para la libertad de expresión, porque la libertad de expresión es la libertad de empresa. Ambos conceptos son inescindibles y esta ley apuntó a destruir a ambos”.
Novaro apunta, como complemento que “fragmentar es un sinónimo de garantizar la apertura de una crisis de las empresas, por eso se puede decir que fue una decisión especial, dirigida a eso”.
En cuanto a la decisión del nuevo gobierno –al que Novaro anticipó que iba a votar– de colocar la Afsca bajo la órbita del nuevo ministerio, respondió que “abre una discusión para reformar la ley, aunque existe un problema para reunir la mayoría legislativa. Va a ser difícil”, cerró.
El intelectual afirmó luego que “hoy no se aplica la ley y, hay que decirlo, ni al gobierno saliente ni al gobierno entrante les interesaba ni interesa que esto ocurra”.
En cuanto a las empresas, Novaro afirmó que “no van a invertir (en medios) porque es inseguro, hoy es una inversión condicionada. Ojalá la nueva ley fortalezca a las empresas, porque si no las compran empresarios que no son de los medios y eso tampoco es bueno. Mire los casos de Sergio Spolszky y Lázaro Báez, sino. Siempre hay empresarios del juego cerca de los medios”.
