La incursión de Mauricio Macri por la interna del peronismo, cuando presentó a Sergio Massa ante los dirigentes mundiales reunidos en Davos como “uno de los líderes más importantes de la oposición, del partido peronista, que tiene grandes posibilidades de ser quien conduzca el partido peronista en los próximos meses”, ya comenzó a generar polémicas al interior de un partido en el que no reina precisamente la paz en los últimos tiempos, desde que se corporizara su derrota frente a la candidatura del propio Macri.
Para empezar, Sergio Massa nunca se autodefinió como peronista en toda la campaña electoral. Más bien todo lo contrario, trató de despegarse del justicialismo, a quien identificaba con su enemiga principal, Cristina Fernández de Kirchner y con su rival electoral, Daniel Scioli.
No sólo eso, sino que por momentos intentó aumentar su caudal de votantes a expensas del electorado de Mauricio Macri, que se sentía tan poco identificado como él con el peronismo.
De todos modos, hilando fino se puede asimilar la equívoca afirmación de Macri con una jugada para perjudicar a Massa. en los viejos tiempos existía una frase que graficaba estas declaraciones públicas: el famoso “abrazo del oso”, que de tan afectuoso puede dejar al objeto del amor con las costillas fracturadas.
El recurso fue utilizado profusamente por reconocidos estadistas, políticos y hasta por diversos intelectuales, que gastaron ríos de tinta para definirlo. Sin ir más lejos, el director de La Vanguardia de Barcelona, Màrius Carol consideró que “un abrazo es una muestra de cariño reconocible en distintas culturas. Se conoce como el abrazo del oso la aparente demostración de afecto que en el fondo encierra una trampa. En estos casos, el achuchón no se corresponde con una manifestación de aprecio, sino más bien de ahogo. Los lectores de las aventuras de Astérix recordarán los abrazos de Obélix, que destrozaban las costillas de sus adversarios romanos”.
Uno de los primeros que salió al cruce de esta temeraria afirmación del presidente argentino fue su antiguo rival en las elecciones presidenciales, Daniel Scioli, que afirmó que “el peronismo es un partido democrático, al que no tienen que imponerle desde el gobierno quién quiere que lo lidere”.
Scioli, de quien fuentes gubernamentales aseguraron que fue el primer invitado a Davos, incluso antes que Massa, arguyó que existe una relación impropia entre Macri y Massa, en la cual el primero, según el líder peronista, necesita “tener un opositor que le sea funcional”.
Profundizando en el tema, Scioli afirmó que es necesaria “una mirada sobre lo que es el motor de la economía, que es el salario”, agregando que “como se atendió la necesidad del campo y de las economías regionales, que se atienda al motor de la economía que es la fuerza del consumo”, advirtiendo que “las paritarias son la oportunidad para que el salario no pierda poder adquisitivo”.
Scioli solicitó además que “se tenga en cuenta a las provincias”, en especial “a las que se han visto perjudicadas en los últimos años por los índices de distribución” de la coparticipación.
Para definir la propuesta del partido del que forma parte, el excandidato presidencial del FpV afirmó que “el verdadero espacio opositor es el que defiende a los trabajadores y a los humildes”.