La coparticipación, el salvavidas que precisa Vidal

La coparticipación, el salvavidas que precisa Vidal


El Gobierno nacional puso sobre el tapete uno de los temas más ríspidos y complejos del sistema legal y político argentino: la coparticipación federal de impuestos entre el Estado nacional y las provincias.

Sosegado durante el kirchnerismo, que centralizó como nunca la caja (hasta el año pasado, 75 de cada 100 pesos de recursos públicos eran administrados por la Nación), el debate cobró fuerza porque tanto Mauricio Macri como su ministro del Interior, Rogelio Frigerio, comenzaron a desempolvarlo del cajón de los recuerdos.

Tal vez la madre de las razones sea la necesidad de redistribuir (o la promesa de querer hacerlo) a cambio de gobernabilidad en las dos Cámaras parlamentarias, en las cuales Cambiemos tiene una ostensible minoría (que ni siquiera una excelente elección en 2017 alcanzaría para dar vuelta por completo).

Pero otra razón subyacente, y casi tan importante, sería blindar financieramente a la provincia de Buenos Aires, una especie de talón de Aquiles para Cambiemos, al estar administrada por Vidal y por ser una caja de resonancia gigantesca en caso de desmadrarse su situación interna.

La Provincia, es consenso casi absoluto entre la elite política, está desfinanciada. Aunque los motivos sí varían. Si bien algunos culpan a la Ley 23.548, promulgada por el presidente Raúl Alfonsín, que estableció una distribución de los recursos con índices no conformados objetivamente sino políticamente, otros aducen que la asfixia bonaerense se debe a la reducción (por no actualización) del Fondo del Conurbano.

En aquella ley, que suplantaba los cambios fijados por la dictadura y que renovaba el régimen que había vencido en 1984, se estipuló que a los estados federados les correspondería el 56,66 por ciento de los impuestos nacionales, distribuidos en forma asimétrica. Si se toma la parte que le corresponde a la Provincia, sumado al Fondo del Conurbano y sin contar el impuesto al cheque o la soja, da menos de la mitad de lo que esta aporta al producto bruto.

Otro de los puntos críticos por los que la provincia de Buenos Aires ha perdido fondos vitales son los relativos al sistema educativo. En 1992, el traspaso de los servicios educativos de la Nación a las provincias (Ley 24.049) llevaba implícito el reparto de fondos tendiente al igualitarismo por alumno para equiparar entre los diferentes distritos.

Sin embargo, esas transferencias nunca se actualizaron, por lo que lleva a la irrisoria suma actual de 413 millones de pesos (cubriendo menos del uno por ciento del gasto total educativo).

Sin que esto lleve a una catalanización de los bonaerenses, que Vidal por su lealtad hacia Macri jamás permitiría, el nuevo reparto que promete consensuar la Nación podría ser clave para zanjar algunas injusticias en el mayor distrito del país, sobre todo teniendo en cuenta su rol en la confederación: es de los mayores aportantes per cápita al presupuesto y uno de los mayores receptores de migrantes internos desde hace muchas décadas. Aunque esto no exculpa a sus administradores pasados y actuales: no se puede responsabilizar a la ley de Alfonsín que Buenos Aires, en una diferencia de pocos kilómetros, pase de semejarse a Bélgica y luego a la India.

El massismo se relanza Sergio Massa, jefe del Frente Renovador y diputado nacional, viajará el sábado a la ciudad balnearia de Miramar, en donde será el primer encuentro seccional partidario del año, en una serie de rondas de diálogo por cada sección electoral bonaerense que tiene previsto culminar en abril con un gran congreso partidario.

En Miramar expondrán referentes de la Quinta Sección (que incluye a Mar del Plata y casi toda la costa atlántica, además de ciudades como Dolores) y Massa clausurará el encuentro por la tarde. El objetivo de la mesa chica renovadora es concluir con un gran congreso partidario en abril próximo (intentarán que las reuniones seccionales repliquen en las provincias del interior). En cierta forma, el massismo arma una agenda paralela, mostrando músculo más allá de su alianza táctica con Vidal.

Desde el otro lado parecen jugar a retroalimentar al FR: una decena de intendentes ultrakirchneristas se encontrarán la semana que viene en la sede de Foetra (sugestivamente en la Capital, para amplificar la difusión), encabezados por Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Patricio Mussi (Berazategui). Buscarán exhibir lealtad a la expresidenta y recordar a quien pretenda olvidar, en este año de barajar y dar de nuevo, que el cristinismo aún tiene fibra para rato.

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