La auditoría que viene llevando a cabo la nueva administración del PAMI arrojó un dato escandaloso: la institución daba recetas, desde el año 2013, a 7.500 jubilados ya fallecidos que hacían compras de los medicamentos más caros del mercado. Los más requeridos eran las tiras reactivas, que su valor ronda entre los $ 500 y $ 800; y la insulina, que puede llegar hasta los $ 3000.
Según dijo su titular, Carlos Regazzoni, la deuda que acarrea la institución llega hasta los $ 5.000 millones y pierde alrededor de $ 250 millones mensuales. “Nos consta que las advertencias sobre irregularidades eran recibidas por la administración anterior”, afirmó en diálogo con Radio Mitre.
La red de corrupción involucra tanto a los médicos que hacían las recetas como a las farmacias involucradas en la posterior compra en el mercado negro de medicamentos.
“Encontramos un médico que prescribió 39 mil recetas”, contó Regazzoni a Radio 10.
Lo curioso del caso es que había fallecidos que supuestamente consumían drogas distintas a las que habían utilizado durante los últimos años y por cifras millonarias.