El 11 de septiembre, ese fatídico día en que dos aviones abatieron el "sueño americano", comenzaron a tomar forma las peores desventuras que el secretario de Seguridad de la Nación, Enrique Mathov, podría haber imaginado. Desde ese día, cuando afirmó, muy suelto de cuerpo, que "la Argentina es un país seguro", ya nada fue como solía ser. A partir de ese momento, jaqueado `por los que pensaban que había que tomar medidas antes que hablar, se batió en minoría contra sus detractores. Pero finalmente, abandonado en su convicción por sus opositores, Matohv se desdijo y reconoció que la Argentina es un país que puede ser permeable al terrorismo, convencido de que así saldría del centro de la escena. A ellos los convenció, pero a quien no convenció – y decidió salirle al cruce – fue al propio presidente de los argentinos, Fernando de la Rúa, que afirmó lo que Mathov
había dicho pocos días antes, y que tantas críticas le había ocasionado, que la Argentina, es efectivamente, un país seguro.
Esta suerte de comedia de enredos, sazonada con algunas salidas a destiempo del secretario, parece que lo aleja cada día más del calor del poder.
Si hay relevo en esa área ya se comenta quién compró todos los números. El actual presidente de la Legislatura, Jorge Enríquez, que hace tiempo fue el segundo de Mathov, cuando era el secretario de Gobierno porteño, en los tiempos en que el actual presidente era el Jefe del Gobierno, se está reuniendo con los mandos principales de las fuerzas de seguridad, convencido de que él puede ser el reemplazo que de la Rúa necesita.
Enríquez, consultado acerca de su futuro inmediato, negó terminantemente las versiones, pero NOTICIAS URBANAS está en condiciones de afirmar que el legislador oculta más de lo que muestra, máxime teniendo en cuenta que a fin de año será reemplazado en la presidencia del cuerpo por su
correligionario – aunque no su amigo – Cristian Caram, con quien tienen un acuerdo de alternancia en la conducción de los destinos del parlamento porteño.