"Para resolver un problema como el de plagas en un centro urbano complejo como es la ciudad de Buenos Aires, es necesario comprometerse desde muchos sectores y, fundamentalmente, desde el sector público -manifestó el jefe de Gobierno-. La actitud del Gobierno de la Ciudad es ejecutar políticas planificadas para hacernos cargo de los diferentes problemas que tiene la ciudad. Pero también convocamos al sector privado, porque tenemos que entender que el problema de las plagas no es sólo del gobierno: este plan convoca al compromiso común para solucionarlo", finalizó Ibarra.
Ricciuti, por su parte, manifestó que "nos proponemos fortalecer las acciones de prevención y control, con el aporte del conocimiento científico en el monitoreo de las plagas y la vigilancia epidemiológica. También estamos encarando acciones para capacitar al personal que ejecuta las tareas, controlar la contaminación que se produce por el uso de plaguicidas y generar en la población la conciencia de la importancia del problema".
El programa, que surgió de un acuerdo firmado entre el Gobierno porteño y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA), articula los planes que ya existen con otros nuevos, como un Programa Piloto de Vigilancia Epidemiológica, el Programa de Prevención y Control de Roedores, el Programa de Prevención y Control de mosquitos y las acciones sobre plagas esporádicas. Habrá también un trabajo en los espacios verdes y otros que reforzarán las tareas ya emprendidas por el Gobierno de la Ciudad para prevenir los problemas que se generan habitualmente en la temporada estival.
La plaga más extendida en el verano son los mosquitos, a los que se combate con organofosforados -de baja toxicidad- y con piretroides. Las tareas se concentran en los lugares en los que se acumula el agua y en las que hay grandes pastizales.
Hay una plaga, de todos modos, que es atemporal, que son las ratas. Para ellas se utilizan sebos tóxicos anticoagulantes, que provocan que, ante la menor hemorragia, los animales se mueran.