Perdiendo algunos puntos fáciles, Macri se llevó cómodo el primer set

Perdiendo algunos puntos fáciles, Macri se llevó cómodo el primer set

El Gobierno cuando se planteó las prioridades avanzó con ellas. Pero en el transcurso comete errores no forzados, gratis, caros. El menú no es imposible, sólo hay que equivocarse menos.


El macrismo es bien diferente a distintos engendros que gobernaron nuestro país, sobre todo a aquélla gran mentira de la Alianza que desmoronó en principio su propio vicepresidente Carlos Chacho Álvarez cuando se dio cuenta que el poder no es para cualquiera y que los problemas y las decisiones son una constante con saldo positivo en la que hay que poner la gente justa y no a los amigos o compromisos. Y si algo faltaba en aquélla desgracia, los radicales timoneando no son buenos pilotos de tormenta y aquélla era tremenda.

La principal diferencia la tiene arriba en el número uno. Mauricio Macri es un hombre de profundas convicciones, gusten o no al resto de los políticos, comentaristas, analistas, empresarios , sindicalistas o gente en general. Hay presión de arriba, hay jefe, en esto la Casa Rosada no tendrá abstinencia, con otro estilo y el mismo látigo. Se le critica con frecuencia gobernar para los ricos,  pero si bien el proviene de una clase más que acomodada, tiene como antecedente el gobierno de la Ciudad en la que si bien no incluyó a todos los sectores postergados del Sur de la Ciudad, hizo allí, sobre todo en obra pública y política social uno de los puntales de su gestión. Trasladó allí la jefatura de Gobierno, la Policía Metropolitana, La Villa Olímpica, polos de emprendimientos tecnológicos y culturales. Sí claro, sigue arrasando en Recoleta y Palermo pero es competitivo ahora en las zonas más humildes.

Macri asimismo también vivió (quizás no lo sufrió) el fracaso de los 90 o del  subsiguiente de la Alianza, por no hablar solo de la década K a la que enfrentó de manera directa. Posee un equipo un tanto escaso en gente pero de primer nivel para analizar la realidad desde sus intereses. Para su accionar no importa mucho si Socma se benefició o no en esos períodos, importa lo que piensa Macri ahora sobre las medidas que se tomaron en aquéllos tiempos y el final que tuvieron. Macri no tiene ahora los mismos objetivos que en los 90. Pasó Boca Juniors, la Ciudad, va en busca del país y del mundo. Está convencido de no volver a repetirlo, está claro que no le conviene más de los mismo. ¿Por que lo haría si no funcionó? La gente también aprende, no es toda la vida igual.

Cualquiera que le guste el tenis sabe lo que son los errores no forzados. En estos primeros noventa días a la luz de las prioridades que se fijó el gobierno, cepo, holdouts, créditos del exterior, quita de retenciones, inserción en el mundo occidental y poca cosa más, al Gobierno se lo critica en el noventa por ciento de las veces por fuera de estas cuestiones. Algunas han sido ya zanjadas, otras están en pleno proceso pero no se encuentra resistencia masiva para no hacer algunas de estas cosas. Quizás de otro modo, y con otros matices, más discutidos, sin tantos DNU, con mejores formas y análisis en la cantidad y calidad de los despidos que ya suenan a demasiados, lo mismo que el alza en los precios sin control, proveniente de la todas las devaluaciones juntas del último año que debe soportar políticamente este Gobierno. Ahí hay que poner “la garra” del gobierno. Pelear precio a precio con las armas que sea. Pero pelearlo a morir, no dejarlos jugar libres a los formadores de precios. Eso se paga en paritarias, pobreza, pérdida de capital político y conflictos, y más problemas..

Algunos rasgos de inacción, que no son típicos de PRO pero si de la inmensa botonera que aún no controlan en toda la dimensión infinita que implica el control del Estado, pero sobre todo debe mirar la economía del bolsillo de sus votantes que son bastante más que gente acaudalada que está más allá del bien y del mal. La política resiste, Massa nunca pasa del borde, la trae a Stolbizer, el PJ puede adoptar para cada ley o cada tema la forma que se le antoje, pero está claro que salvos los ultra kirchneristas siempre (o que Macri proponga un genocidio en masa), a pesar de los gritos, los peronistas (Urtubey, Gioja, Bossio, etc) estarán más cerca que lejos de La Rosada en esta primera etapa.

El enorme respaldo internacional le da un extra a la gobernabilidad y, lo que no hay es que cometer errores como nombrar familiares con grandes sueldos, evitar contradicciones internas de discurso, desmantelar programas útiles y baratos y otras cuantas cosas más que por la inexperiencia en estas ligas, si cometen. Y aunque no parecen medir, se comen el crédito de a poco. Y a la hora del pragmatismo brutal que tiene Macri ante los problemas, los popes le medirán el crédito antes de negociar la solución. La misma será cada vez peor mientras más visible el déficit. Hay que aguantar a liquidar los primeros granos 2016, que lleguen los primeros créditos e inversiones del exterior, algo que no es rápido sobre todo las últimas, poder mantener el liderazgo político en el Congreso a partir de los acuerdos correctos con los gobernadores, no permitir que le ganen la calle con propuestas ya derrotadas y administrar la conflictividad social con los gremios y las organizaciones sociales vigentes. Un menú de opciones que no es imposible. Sólo que no hay que equivocarse en las más fáciles. 

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