El Frente para la Victoria se convirtió finalmente en una línea interna del peronismo y si algo faltaba para demostrarlo, este sábado en Avellaneda -donde realizó un importante acto, en el que mostró su músculo político- quedaron reveladas finalmente sus fortalezas, sus limitaciones y también su capacidad para impactar sobre la construcción futura del Partido Justicialista, que es bastante fuerte.
Antes, la división del bloque del Frente para la Victoria en la Cámara de Diputados, que significó la sangría de 17 diputados hacia el bloque Justicialista, le significó la pérdida de su condición de primera minoría -justo ahora- y se convirtió en la primera alerta, pero no la última.
La otra divisoria de aguas fue la reciente votación en la que la cámara baja aprobó la derogación de las leyes de Cerrojo y Pago Soberano, que generaron reproches que aún hoy se escuchan fuerte y claro dentro del pero-kirchnerismo.
El dilema peronista volvió esta vez más fuerte que nunca. ¿Debe el Partido Justicialista ser habilitado sólo para una elección y luego ser desactivado hasta dentro de dos años? ¿Existe aún el mítico movimiento que en sus comienzos lideró el General Juan Domingo Perón? ¿La globalización y la nueva cultura política habrán acabado con el movimiento popular más grande y más persistente de América Latina y, quizás, del mundo?
Todas estas preguntas quedaron reducidas a un dilema mucho más pedestre: el ocho de mayo próximo hay elecciones internas con el partido intervenido judicialmente y la jueza a cargo de la intervención deberá ser convencida de que no es necesario confrontar y de que existen acuerdos muy amplios para que los habilite. No será tarea fácil que la magistrada los acepte. En ese camino, la confrontación sólo será retórica y de eso hubo mucho en Avellaneda.
En el campamento kirchnerista, tanto como en el de los justicialistas alineados en esta renovada horizontalidad que se produce cada vez que el peronismo pierde una elección y aún sus más respetados dirigentes se convierten en “mariscales de la derrota”, reina la convicción de que ninguno puede ganarle por sí mismo a la alianza Pro-UCR en 2017.
En este marco, la sede de la UTN-Avellaneda fue el lugar del encuentro. Allí, la única gobernadora presente, Alicia Kirchner; los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Jorge Capitanich (Resistencia, Chaco) y el exgobernador bonaerense y excandidato presidencial Daniel Scioli abrieron el debate para fijar uanposición de férrea oposición frente al actual gobierno, que encabeza Mauricio Macri.
“Les decimos a los dirigentes del Partido Justicialista que no vamos a resignar las banderas históricas del peronismo y si tenemos que dar la pelea interna, la vamos a dar porque tenemos las ideas y la militancia”, abrió el fuego -sin timidez- el exgobernador chaqueño, que podría ser el candidato del sector si finalmente elecciones hubiera internas y no acuerdos el ocho de mayo.
Luego, el intendente de Resistencia cuestionó a “los dirigentes que corren a hacer acuerdos espurios con el Gobierno, pese a ser quienes impulsaron el marco de regulación de deuda en la ONU”.
Tras él, el anfitrión Jorge Ferraresi dijo que “lo que nuclea al Frente para la Victoria es el orgullo de haber integrado el gobierno durante 12 años, la vigencia del liderazgo de Cristina Kirchner y la férrea posición de poner un límite a los fondos buitre y al gobierno neoliberal de Macri”.
Ferraresi manifestó a continuación que “nos quieren mostrar como una fuerza política diezmada, pero somos la principal fuerza política de la Argentina” y exhortó a los presentes a que “hay que sumar más compañeros bajo la idea de construir un país federal, como el de los últimos 12 años”.
Al inicio del plenario, Daniel Scioli se comprometió a defender “las conquistas del campo popular”, advirtiendo que los peronistas que “no hay que ser funcionales a quienes nos quieren dividir”.
El excandidato presidencial no ahorró criticas al gobierno de Mauricio Macri, al que le pidió que “también sean respetuosos de la voluntad popular del 49 por ciento de los argentinos, que en las últimas elecciones eligieron defender sus derechos y las conquistas políticas”.
Después de la proyección de un video en el que aparecían los rostros de Néstor y Cristina Kirchner, llegó el cierre del acto, que estuvo a cargo de Alicia Kirchner, que hoy gobierna la provincia de Santa Cruz, que alguna vez supo gobernar su hermano. Ésta exhortó a la militancia a que “continúen fomentando la organización del Frente para la Victoria en cada punto de la Patria y levanten la bandera de los 12 años que tuvimos al servicio de nuestro pueblo”.
“Me siento dolida -prosiguió la mandataria sureña- por la actitud de los diputados que ingresaron por el Frente para la Victoria y no respondieron a su pueblo”, para luego calificarlos como cobardes y acomodaticios. Luego, la hermana del expresidente denunció que “se está entregando la Patria”, en referencia a la aprobaci´pon del acuerdo con los fondos buitre.
El secretario general de La Cámpora, el diputado nacional Andrés “Cuervo” Larroque expresó que “lo importante es que a partir del lunes empecemos a trabajar en nuevas convocatorias en otros espacios, porque el Frente para la Victoria es un instrumento para que la gente que está sufriendo la situación del país tenga un espacio que la escuche y la defienda”.
“Nosotros planteamos desde la racionalidad, movilizarnos por la dignidad de nuestra gente, porque sabemos que no queremos ser neoliberales y porque ya sabemos que esas recetas no funcionan en Argentina”, se enfervorizó en el cierre de su alocución Larroque.
También se dirigieron al público presente el secretario general del sindicato matelúrgico de Zárate, Abel Furlán; el referente de Nuevo Encuentro, Martín Sabbatella y el dirigente radical-alfonsinista Leopoldo Moreau.