El análisis de los resultados electorales hizo estallar al Partido Socialista Democrático. Alfredo Bravo presentó la renuncia a la secretaría general partidaria y la conducción quedó dividida, después de plenario nacional que se realizó el sábado pasado en la sede central partidaria en el centro porteño.
Los 25 dirigentes que se reunieron allí criticaron duramente la forma en que se desarrrolló la campaña electoral, que fue considerada de escaso protagonismo para los socialistas y dependiente exclusivamente de la conductora del ARI, Elisa Carrió.
Bravo obtuvo menos de 17% de votos para alcanzar la banca a senador, que podría disputarle Gustavo Béliz o ser impugnada por haber competido por dos partidos políticos diferentes: el ARI y Nuevo Milenio que llevó a Dante Gullo de candidato a diputado nacional.
De hecho el PSD quedó ahora dividido en dos líneas distintas. Por un lado, los que siguen a Bravo, como Oscar González (segundo en jerarquía partidaria) o Jorge Rivas (reelecto diputado por la provincia de Buenos Aires) y por el otro, el trío que conforman el legislador porteño Raúl Puy, el ex funcionario Norberto La Porta y el dirigente de Tucumán, Héctor Bravo.
Este sector emitió un comunicado, mediante el cual se opone al verticalismo del senador electo y reafirma su voluntad de conversar con todas las fuerzas políticas progresistas. Quieren, por ejemplo, llegar a un mejor entendimiento con Aníbal Ibarra a quien Alfredo Bravo ha condenado al silencio por "optar por el oficialismo".
Formalmente, no se le aceptó ni rechazó la renuncia al cargo partidario al cuestionado legislador. Creen en el PSD que no se tendrá en cuenta esa actitud, pero esperan convocar a una nueva reunión para conciliar posturas.
Por la dudas, ante la polémica, Héctor Polino, reelecto diputado, no asistió al plenario, en el que se mostró sumamente activo La Porta, quien como tercer candidato a diputado nacional quedó afuera del Congreso y del gobierno de la ciudad al que renunció por la campaña.
