Este martes, en Avenida Directorio al 500, en el barrio porteño de Caballito, la Policía de Tránsito de la Ciudad de Buenos Aires interceptó a un Chevrolet Agile. El inspector le consultó al pasajero por qué viajaba en el asiento trasero, tras lo cual éste admitió que era un cliente y que había pactado el viaje con el conductor a través de la polémica aplicación Uber. Acto seguido, el vehículo fue objeto del primer secuestro, por haber sido caratulado como un servicio ilegal por las autoridades luego del desembarco de esta empresa en el país.
El conductor deberá pagar una multa de 77 mil pesos para recuperar su auto. Según trascendió, el chofer tampoco contaba con registro profesional, ni con seguro para pasajeros, ni con la Verificación Técnica Vehicular (VTV) que es obligatoria para taxis, remises y micros escolares.
Este miércoles la Agencia Gubernamental de Control dispuso la prohibición de la actividad de Uber. De ahora en más, se realizarán inspecciones para identificar domicilios vinculados con la aplicación, para impedir su funcionamiento.
El comienzo de operaciones de Uber se había anunciado sorpresivamente este martes por la mañana y esa misma tarde, con 20.000 choferes registrados, el servicio ya se encontraba funcionando. Doce horas más tarde, la Justicia porteña ordenó suspender el servicio, después de que el Sindicato de Peones de Taxis de la ciudad de Buenos Aires presentara una medida cautelar.