Gabriel Fuks tiene la voz tomada. Está como resfriado. Estuvo varias horas bajo una intensa lluvia en las afueras de Comodoro Py. Fue uno más entre los miles que se movilizaron convocados por el kirchnerismo para acompañar a la ex presidenta Cristina Kirchner, citada a declarar en el marco de la causa por la venta de dólar futuro. En diálogo con Noticias Urbanas, el legislador porteño del Frente para la Victoria asegura que la ex mandataria no necesitaba del acto en Retiro “para convertirse en la jefa de la oposición” y advierte que su espacio volvió a ganar la calle: “El Gobierno se debe estar lamentando porque lo que hizo el juez Bonadio es demostrar la fuerza que tiene el kirchnerismo”, apunta.
Fuks critica el avance judicial sobre ex funcionarios kirchneristas y se entusiasma al hablar del “frente ciudadano” al que convocó Cristina Kirchner desde Comodoro Py para “resistir” las medidas del gobierno de Cambiemos. “Es un debate muy interesante para aquellos que planteamos que hay que tener un plan de resistencia al ajuste y a los planes de desnacionalización”, sostiene.
Además, responsabiliza a la Casa Rosada por la falta de diálogo con el FpV. “En las condiciones actuales de persecución es muy difícil pensar que va haber un diálogo”, afirma.
–¿El acto multitudinario en Comodoro Py la ubica a Cristina Kirchner como la jefa de la oposición? Hasta el momento se había mantenido ausente y no había hablado públicamente de las medidas del nuevo gobierno.
–Ella es la jefa de la oposición, no necesita ser ungida. Es la jefa del movimiento que sacó el 49 por ciento de los votos, fue la última presidenta y conserva una capacidad de convocatoria demostrada. El Gobierno se debe estar lamentando por la sobreinterpretación que hizo el juez Bonadio del clima de época, porque lo que ha hecho es volver a demostrar la fuerza que tiene el kirchnerismo.
–¿Cree que la ex presidenta tendrá un papel más activo de ahora en adelante?
–La expectativa con la que se espera su voz es proporcional al papel que va a jugar con sus silencios o con sus palabras. Es imposible que no se la tome como una protagonista central. Además, el planteo de formar un movimiento ciudadano la saca de cualquier especulación electoral y la pone en un terreno de convocatoria social.
–¿Cómo cree que va a funcionar el “frente ciudadano” al que convocó?
–Pienso que acá hay un sector politizado muy fuerte que se encarna en el FpV, pero también hay una gran cantidad de actores, como las organizaciones de defensa al consumidor, las organizaciones sociales que no participan activamente en política y los movimientos sindicales, en donde comienza a darse un proceso de reagrupamiento. Es un debate muy interesante para aquellos que planteamos que hay que tener un plan de resistencia al ajuste y a los planes de desnacionalización.
–¿Le molestó que en la manifestación de apoyo en tribunales no estuvieran algunos referentes del peronismo, como Daniel Scioli y Juan Manuel Urtubey?
–No esperábamos que fuera Urtubey. No sé por qué no fue Scioli, pero hubiera sido bien recibido por todos. Los que estuvimos bajo la lluvia estábamos más interesados en escuchar el discurso de Cristina que en mirar quiénes estaban y quiénes no. Había un abanico muy grande, y el que no observa que ese fenómeno político está vivo y palpitando es porque quiere obviarlo o quiere taponarlo mediante la persecución política. Lo que van hacer de esa forma es seguir fortaleciéndolo.
–¿Usted también piensa que el Gobierno quiere meter presa a la ex presidenta?
–Hay sobreinterpretadores del clima de época. Hay una idea de estigmatización del militante y del kirchnerismo, algunos lo llaman “la grasa”. En este sentido, en la Justicia hay actores que tienden a sobreinterpretar el clima de época. También me imagino que habrá quienes desde el Gobierno alientan eso. Si uno escucha algunos de los discursos persecutorios con los que se echó a mucha gente del Estado, va a encontrar que es el mismo argumento que usan contra Cristina. Además, en un momento en que la mitad más uno del gabinete nacional aparece con cuentas offshore, deberían repensar con qué parámetro van a juzgar una situación de Cristina, en la que jamás van a probar absolutamente nada.
–¿Lo sorprendió la vinculación de Macri con Panamá Papers?
–Me sorprendió más que haya una gran cantidad de dirigentes de Pro que también tienen cuentas. Si estuviera circunscripto a Macri, tendría una alta gravedad, pero el Gobierno parece un club en el que la cuota de admisión es entregar un recibo que certifique que tenés una cuenta offshore.
–Con estos últimos cruces de acusaciones, ¿no será difícil que haya un espacio de diálogo entre el kirchnerismo y el Gobierno?
–La propia Cristina Kirchner expresó que el espacio de diálogo no debe perderse. Se debe hacer desde la identidad política de cada uno, no diluyéndola. Algunos dirigentes elegidos por el kirchnerismo creen que el espacio de diálogo significa una sesión de potestades en aras de un gobierno que recién comienza. En las condiciones actuales de persecución es muy difícil pensar que va haber un diálogo. No nos caben dudas de que el diálogo interno en temas como la negociación con los fondos buitre es bueno, pero el Gobierno no la ha buscado.
–En el Congreso, el FpV tiene una posición intransigente y ha rechazado los primeros proyectos presentados por el Gobierno. Lo mismo ocurre en la Provincia. Pareciera, en cambio, que en la Legislatura porteña ustedes tienen una postura dialoguista.
–Nosotros no hemos tenido en la Ciudad ningún tema específico de diálogo. En el traspaso de la Policía Federal no estábamos en contra porque tiene que ver con mayores potestades para el Gobierno local, pero nos abstuvimos por el contexto represivo –con el encarcelamiento de Milagro Sala– en que estaban planteando la discusión. Estamos dispuestos a dialogar, pero no hubo ninguna otra norma importante.
–La semana pasada trataron la creación de la Agencia de Bienes del Estado.
–Lo que hicimos fue proponer mejoras sustanciales a la votación del año pasado que tienen que ver con la constitucionalidad de esa ley. Y después no se votó. No hay un diálogo sistémico sino un diálogo normal de una Legislatura que tiene que discutir temas locales. Hay un debate razonable en el que somos oposición.