Luego de cuatro meses de ausencia de la escena política, el discurso de Cristina incluyó todos y cada uno de los temas clave de lo acontecido en este tiempo. No dejó lugar a dudas acerca su vigencia como líder popular ni de su seguimiento minucioso de todas las cuestiones más importantes de la vida política de nuestro país. Y una de esas cuestiones es la detención de Milagro Sala. “No quiero que una dirigente social como Milagro Sala esté encarcelada sin que se sepa a ciencia cierta de qué se la acusa, de qué se la juzga, porque atenta contra los más elementales derechos y garantías de una democracia.”
Por absurdo que parezca, Milagro Sala está detenida hace casi 3 meses sin estar procesada. A pesar de sus fueros como diputada del Parlasur, a pesar de que su detención viola todos los derechos y garantías procesales de cualquier ciudadano, Milagro Sala sigue presa. Es la primera presa política del macrismo y víctima de una persecución orquestada por el gobierno jujeño, el gobierno nacional, el partido judicial y los medios hegemónicos, que se encargaron de demonizarla para obtener apoyo en la opinión pública a una detención totalmente ilegal e ilegítima. La próxima semana enfrentará un juicio oral pero no por lo que se encuentra detenida, sino por haber sido supuestamente la autora intelectual de unos huevazos recibidos por Morales en 2009. Piden 6 años de prisión para ella, la pena máxima. Y la operación va más allá: hace unos días, imputaron a su abogado, Luis Paz, por presuntas amenazas y corrió peligro también su libertad. Milagro es víctima de una persecución política para disciplinar a las clases populares vestida con ropajes de justicia.
El miércoles pasado, Cristina se sumó a las voces que piden por su liberación. Democracia no es sólo votar en las urnas. Democracia es también respetar y hacer respetar los derechos y garantías constitucionales de todos los ciudadanos. Y si alguien todavía tenía dudas, Cristina lo dejó muy claro.