El presidente de la Nación, Mauricio Macri, falló en su intento de sumar a los sindicalistas al acto en el que anunció el fin de los despidos por 90 días.
En una tensa reunión con líderes sindicales, realizada apenas unos minutos antes de la conferencia de prensa que brindó ante una concurrencia compuesta mayoritariamente por empresarios y políticos, el presidente, que estaba acompañado por jefe de Gabinete, Marcos Peña; por el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana; por el ministro de Trabajo, Jorge Triaca y el subsecretario de Trabajo, Ezequiel Sabor, entre otros, intentó sin éxito convencer a una delegación de las centrales obreras compuesta por Antonio Caló (UOM); Oscar Mangone (Trabajadores del Gas); Luis Barrionuevo (Gastronómicos); Omar Maturano (La Fraternidad); Guillermo Pereyra (Petroleros); Juan Carlos Schmidt (Dragado y Balizamiento); José Luis Lingeri (Obras Sanitarias); Roberto Fernández (UTA); Carlos West Ocampo (Sanidad) y Armando Cavalieri (Comercio), para que se unieran a la celebración.
Los sindicalistas objetaron, no la resolución del presidente, sino la celeridad y la oportunidad del acuerdo, que no guarda para ellos la dimensión suficiente como para suspender el tratamiento de la Ley de Emergencia Ocupacional en la Cámara de Diputados.
Ante la inanidad de sus argumentos, repentinamente el presidente se levantó muy molesto y se retiró, no sin antes espetar a sus invitados un seco: “Yo me voy. Si quieren venir, vengan”.
Al retirarse Macri, el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana leyó el “Compromiso por el Empleo” ante sus interlocutores, que lo escuchaban azorados por el rudimentario tratamiento del que fueron objeto.
El fracaso de la gestión de Macri se vio reflajado en la nula asistencia de los que estaban en la reunión, que no fueron a la conferencia de prensa. De todos modos, la convocatoria de la Casa Rosada reflejó cierta improvisación. Para muestra, basta un dato. El presidente de Fiat Argentina, Cristiano Ratazzi, tenía que ir a una cita con un periodista, pero repentinamente recibió la citación para concurrir a la Casa de Gobierno, se disculpó y partió raudamente hacia el encuentro con el presidente.
Cuando ya los empresarios se había retirado, los sindicalistas seguían en la Casa Rosada, retenidos más por el voluntarismo de Jorge Triaca -que seguía tratando de lograr que apoyaran el proyecto- que por su intención de firmar ese mismo acuerdo que se diseñó exclusivamente para que sirviera de paraguas al veto de la Ley de Emergencia Ocupacional que ellos promueven y que contaría con la mayoría parlamentaria suficiente para ser aprobada.
