El Seguimiento de Humor Social y Político de D’Alesio IROL-Berensztein acerca de la Ley de Blanqueo de Capitales arrojó resultados que demostraron que el abismo político que separa a los votantes de los dos principales partidos políticos que compitieron el 25 de octubre y el 22 de noviembre de 2015 sigue tan vigente como entonces y aparece en cuanto se le pregunta al público sobre los temas que involucran al Gobierno y a sus proyectos concretos.
El primer interrogante que plantearon los analistas de opinión pública estuvo relacionado con la aprobación de la goza el proyecto, que sería votado en la noche que separa el miércoles 15 del jueves 16 de junio. El 43 por ciento de los votantes mostró su desaprobación, en tanto que el 41 por ciento se mostró de acuerdo con su existencia. De los votantes de Cambiemos, el 66 por ciento mostró su acuerdo, acompañado por el 16 por ciento de los votantes del perdidoso Frente para la Victoria. Por el contrario, manifestaron su oposición el 18 por ciento de los que votaron a Mauricio Macri y el 69 por ciento de los partidarios del FPV.
Tal cual fue dicho, si bien no existe una opinión clara y concreta acerca de la necesidad del blanqueo, la gente opinó sobre el tema basándose en su posición política previa y, seguramente, en lo que opinaron antes los líderes del espacio al que pertenecen, tanto si estuvieran a favor como en contra del proyecto.
En cuanto a los motivos del desacuerdo con el proyecto de repatriación sin preguntas de capitales radicados en el exterior, éstos fluctúan entre que “es injusto con los que pagan sus impuestos” o que “es peligroso, porque llega dinero de la corrupción y del narcotráfico”. Hay más motivos, pero éstos agrupan al 86 por ciento de los encuestados.
Las tres principales razones que esgrimen los partidarios del proyecto legislativo tienen que ver con que “ingresarán fondos para inversiones productivas” (66%); “quedará demostrada la confianza en este Gobierno (63%) y, por último, “se podrá pagar la deuda con los jubilados” (57%). En este rubro, la mayoría de los “positivistas” son votantes de Cambiemos, en tanto que los protagonistas del párrafo anterior son, en su mayoría, votantes del FPV.
La cuarta pregunta tuvo que ver con las expectativas de éxito del proyecto de blanqueo. Aquí, más allá de la filiación ideológica de los interrogados, ganó el escepticismo político, aunque las adscripciones partidarias no dejaron de cristalizar a los electores en sus posiciones iniciales.
El 55 por ciento de los encuestados opinó que el blanqueo no gozará del suceso que el Gobierno espera, en tanto que el 29 por ciento consideró que sí será exitoso. De nuevo en este ítem hubo previsibilidad. Aquí se hicieron presentes un 47 por ciento de votantes de Cambiemos y un once por ciento de partidarios del FPV. Por el contrario, entre los detractores de la medida, hubo un 36 por ciento de votantes de Macri en el Ballotaje -un porcentaje muy alto- y un 76 por ciento de votantes de Daniel Scioli.
La última pregunta versó alrededor de las causas que motivarán a los poseedores de fondos radicados en el extranjero para volver a traerlos a la Argentina. La mayor parte de los demandados, el 44 por ciento, consideró que “volverán por el temor al entrecruzamiento de datos entre los gobiernos de los distintos países”. Muy cerca, estuvo en la consideración de los encuestados la necesidad de “justificar el patrimonio” de los que retornen sus capitales al país, una razón que eligió el 43 por ciento para justificar las razones de los importadores de fondos.
Los que piensan que los que repatrien el dinero lo hacen “para usar libremente los fondos” alcanzaron el 25 por ciento. Pegados a ellos estuvieron los que opinan que “ahora hay confianza en que no les van a expropiar” la plata. Menos preeminencia obtuvo el planteo moral de que los exportadores de “cash” volverán a traer el dinero “para vivir dentro de la ley”, respuesta que pergeñó el 15 por ciento de los encuestados.
El 13 por ciento, por el contrario, opinó que en la Argentina “van a obtener mejor rendimiento que en el exterior”, influenciados quizás por la fiesta de las tasas que armó el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, que las llevaron al 38 por ciento anual.
Por supuesto, los votantes de Cambiemos son mayoría entre quienes consideraron que la razón por la que vuelve el dinero escamoteado al fisco argentino es porque se podrá disponer libremente de los fondos y porque ahora hay más confianza en que no les serán expropiados.
Por su parte, los mayores de 55 años pusieron el acento en que los inversores temen al cruce de informaciones entre los Estados, influenciados quizás por el affaire “Panama Papers”. Más extraño es el ítem sobre que los evasores que se llevaron su dinero al exterior, ahora regresarán porque exudan “confianza en que no se les va a expropiar el dinero”. ¿Existirá algún antecedente de alguien al que se le haya expropiado su dinero en la Argentina alfonsinista, menemista, delarruísta o kirchnerista? ¿Habrá sido la anterior presidente una versión rasurada de Fidel Castro? Esa consideración fue alcanzada, indudablemente, por el poder de la artillería de la maledicencia, de la calumnia y aún de la incuria informativas. Entelequias de la Argentina del Tercer Milenio.
