Reforma Política: cambian las PASO, con BUE y sin colectoras

Reforma Política: cambian las PASO, con BUE y sin colectoras

El proyecto de reforma política que propondrá el Gobierno ya está en la Cámara de Diputados. Quieran cambios en las PASO, incorporan la BUE y elimina las colectoras. El PJ no tiene apuro y espera.


El proyecto de Reforma Electoral pergeñado por el Gobierno ya ingresó en la Cámara de Diputados, adonde tendrá un tránsito dificultoso porque hay temas que generarán rispideces porque que deben ser aún discutidos. Los que serán más discutidos estarán la generalización de la Boleta Única Electrónica (BUE), el fin de las colectoras y algunas modificaciones en las Primarias Abierta, Simultáneas y Obligatorias.

Un padrón poco confiable

De todos modos, ahora se sumó un problema adicional, que aportó la jueza electoral federal, María Romilda Servini de Cubría, que anunció que los padrones son susceptibles de ser adulterados con el nuevo sistema. No sólo eso, sino que además adelantó que en esas condiciones no se puede hacer responsable de algo que “no puedo controlar”, según declaró. “El sistema está dañado”, sintetizó.

Las dudas de la magistrada comenzaron a tomar cuerpo cuando pidió un estudio del padrón a los informáticos del Poder Judicial y le informaron que “no tiene seguridad”. El director de Transparencia Electoral, Leandro Querido, que se reunió con la jueza, aseguró que “si el padrón no genera confianza por su vulnerabilidad, empañará toda la reforma electoral en curso”.

Los puntos principales de la reforma en sí incluirán la institución de la BUE; la continuidad de las PASO, aunque con modificaciones; la eliminación de las colectoras y el otorgamiento a la Cámara Electoral de la potestad de definir cómo serán las pantallas de votación.

Una Boleta controversial

La Boleta Única Electrónica se utilizó hasta ahora sólo en Salta, Chaco y la Ciudad de Buenos Aires, aunque también hubo algunas experiencias aisladas en algunas ciudades del país, como Viedma, Usuahia y el balneario Las Grutas.

El sistema se demostró como rápido y eficiente en cuanto a la votación en sí, pero cuando se habla de la seguridad comienzan los problemas. Cualquier sistema como el del radiochip que utiliza la BUE, que se denomina RFID (Radio Frequency Identification) es vulnerable al hackeo. Adicionalmente, el argumento que los difusores de las bondades de la radiofrecuencia esgrimen como el nirvana es, en realidad la principal brecha por la que puede penetrar cualquiera hacker: no se requiere visión directa entre el emisor y el receptor, a diferencia de lo que ocurre con los rayos infrarrojos.

Existe el voto electrónico en algunos países, aunque no en demasiados, dadas las insalvables dificultades que existen a la hora de implementar medidas de seguridad realmente eficientes. En este tiempo se vota electrónicamente en Bélgica, Estados Unidos de Norteamérica, Brasil, Venezuela, India, Filipinas y Estonia. Por el contrario, se utilizó en el pasado y se dejó de implementar el sistema en Alemania, Holanda, Gran Bretaña, Irlanda y Finlandia.

En todos los lugares en los que se utiliza el voto electrónico se producen invariablemente múltiples denuncias de fraude, en tanto que lo mismo ocurrió en todos los lugares en los que se dejó de usar y ésa fue la razón que esgrimieron los gobernantes para suspender el uso del sistema. Inclusive, el Tribunal Supremo de Alemania (equivalente a la Corte Suprema argentina) declaró “inconstitucional” el sistema, a causa de que sólo los expertos en sistemas electrónicos son capaces de fiscalizar el sistema, que se muestra absolutamente inaccesible de ser controlado por los ciudadanos de a pie.

Las otras propuestas

Por su parte, el Gobierno nacional invitará a las provincias a adherir al sistema, ya que no las puede obligar porque es su potestad el diseño del sistema electoral.

En lo que habrá discusión con los partidos opositores es en cuanto a las modificaciones en las PASO. Por de pronto, seguirán siendo obligatorias, pero habrá cambios. Se podrá votar por un solo partido, por lo que los votantes intervendrán en la interna de una sola agrupación y no podrá, como antes, colocar en el sobre a un candidato presidencial y diputados o senadores de otro partido político, una prohibición que sólo regirá para las Paso, ya que luego, en las elecciones generales, esto estará permitido.

Otra modificación tiene que ver con la fórmula que se elegirá en las PASO. Se votará sólo al presidente, sin vice. En segunda instancia, una vez realizadas las PASO, el ganador elegirá a su vice entre los derrotados de su propio partido, sin posibilidad de elegir a un extrapartidario.

Un cambio muy importante termina en que ya no será posible la presentación de listas colectoras, que además ya no tenían demasiado sentido desde la aparición de las PASO, que se implementaron en por primera vez en 2011.

Las controversias por el diseño de las pantallas para votar, de acuerdo con el proyecto del oficialismo, serán zanjadas por la Cámara electoral. El antecedente más inmediato fue ocasionado por la queja de los apoderados de UNEN en el balotaje para jefe de Gobierno porteño, que se quejaron de que en la pantalla en la que los votantes debían optar entre Horacio Rodríguez Larreta y Martín Lousteau había demasiado espacio para el voto en blanco, que ocupaba un espacio similar al que ocupaban las caras de los candidatos. Allí la Justicia decidió dejar las cosas como estaban, ante la furia de los seguidores de Lousteau.

En cuanto a la veda electoral, no habrá grandes cambios. Se mantiene la interdicción a los actos masivos entre las ocho de la mañana del día del comicio hasta tres horas del cierre, es decir, hasta las 21:00. Se pueden realizar reuniones la noche anterior, mientras se respete la ley seca, que regirá desde las 20:00 del sábado anterior al comicio. Seguirá la prohibición de organizar actos proselitistas y todo acto de campaña desde las ocho del viernes anterior al domingo de la votación.

Los jugadores esperarán para ver

El trámite tendrá un trámite lento en el Congreso. Para empezar, el peronismo no tiene ningún apuro y, por ahora, sus jugadores orejean las cartas con serenidad, a la espera de que la mano abra la partida. Recién cuando sepan qué tiene el oficialismo para poner sobre la mesa, los jugadores desplegarán su juego.

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