El 30 de julio de 2014, Pablo Tonello fue asesinado mientras se dirigía a su trabajo en bicicleta, en el cruce de Avenida Del Libertador y Federico Lacroze. Allí, en su honor, cuelga una bicicleta blanca que colocaron los ciclistas de la Ciudad de Buenos Aires.
Con motivo del segundo aniversario de su muerte y para contribuir con la concientización, por iniciativa de Natalia Fidel (SUMA +), José Luis Acevedo (Pro) y la vicepresidente primera de la Legislatura, también del Pro, Carmen Polledo, el parlamento local colocó una placa en homenaje al ciclista fallecido, y a los ciclistas porteños en general.
En el acto de descubrimiento, llevado a cabo el sábado, debajo de la bicicleta fantasma –así llaman a los rodados instalados en diferentes ciudades del mundo en aquellos lugares donde fallecieron ciclistas víctimas de violencia o accidentes de tránsito–, los padres de Tonello expresaron que “la placa es la forma de ponerle nombre a la bicicleta fantasma”, y pidieron no buscar “ni condenas ni más violencia”.
Los familiares y amigos de Pablo Tonello, y miembros de la comunidad ciclista de la Ciudad, se reúnen cada miércoles en ese lugar para desalentar el consumo de bienes de procedencia dudosa porque, sostienen, el asesinato de Pablo y los robos que sufren a diario los ciclistas en la Ciudad responden al enorme mercado negro de bicicletas.