Desde que el Frente para la Victoria perdió la posibilidad de ir por un cuarto mandato, las aguas comenzaron a dividirse dentro de esta fuerza política. Y ya empieza a formarse la famosa ancha “Avenida del Medio” que nuclea a todo lo que no es K ni massista hasta al momento.
El proceso de separación comenzó por parte de varios sectores peronistas que quedaron desencantados con los últimos hechos de corrupción que se dieron a conocer. El factor “López” (José López), dejó en offside al núcleo más duro del kirchnerismo, que hoy se refugia en la imagen de la expresidenta Cristina Kirchner.
Por un lado, la escisión del justicialismo dio origen el armado del Frente Renovador, liderado por el exkirchnerista, Sergio Massa, quien realizó una buena elección a presidente pero no fue suficiente para lograr el liderazgo dentro de un peronismo renovado y unificado.
La preocupación central que tiene este grupo naciente es precisamente no caer mansamente en manos de Sergio Massa en su proyecto de aislar al kirchnerismo o relegarlo como espacio. El tigrense está preparado “con cuchillo y tenedor” listo para comerse el grueso de la fugados del espanto a lo que se van reduciendo los K. Los peronistas entienden que hay un primer paso necesario para pararse en un lugar político visible entre los K y Massa. Son conscientes que es una estrategia peligrosa ya que dividiría por tres al voto peronista con el consecuente beneficio del oficialismo, pero prefieren eso a la verguenza de defender a los K o a que se los como gratis Massa.
Es por ello un grupo de diputados peronistas liderados por el salteño Oscar Romero están abocados al lanzamiento de lo que denominarán la Segunda Renovación Peronista. Romero, quien presidente el bloque justicialista, organizó una cena en la sede porteña de la provincia de Salta, que contó con la presencia del gobernador de esa provincia, Juan Manuel Urtubey.
El lanzamiento será el 6 de septiembre, en recuerdo al triunfo del peronismo renovador sobre el radicalismo en la Provincia de Buenos Aires. Ese día, Antonio Cafiero se impuso a Juan Manuel Casella, el candidato radical a la gobernación bonaerense y comenzó allí la reconquista del poder para el peronismo que quedaría en manos -dos años más tarde- del riojano Carlos Saúl Menem.
El grupo está encabezado por un grupo de gobernadores jóvenes, quienes aspiran a ser los nuevos referentes de una fuerza política que hoy atraviesa un serio conflicto político, no sólo de identidad sino de renovación absoluta.
Formarán parte, además de Urtubey, Sergio Uñac (San Juan), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Rosana Bertone (Tierra del Fuego), y Domingo Peppo (Chaco).
También cuentan con el apoyo de los intendentes del Grupo Esmeralda. El armado se encuentra encabezado por Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) y se sumaron Juan Zabaleta (Hurlignham), Gabriel Katopodis (San Martín) Mariano Cascallares (Almirante Brown), Juan Pablo de Jesús (La Costa) y Eduardo Bucca (Bolivar), entre otros.
El peronismo, hoy liderado por José Luis Gioja, busca su rumbo para conquistar nuevamente al electorado y enfrentar a Cambiemos el próximo año.
El acto que se realizará en septiembre comenzó a organizarse durante una reunión en la Casa de Salta.
El diputado nacional, Diego Bossio, expresó: “No queremos ser oposición sólo para oponernos, queremos colaborar para el bien de todos. Nuestra prioridad es reconstruir un peronismo moderno, que pueda dar respuestas a la sociedad, que tenga un horizonte hacia donde debe ir la Argentina”.
La cuenta regresiva ya se inició. El peronismo tendrá varios desafíos por delante: unificar una fuerza dividida por la coyuntura política y electoral, enamorar al electorado separándose de los casos de corrupción, renovarse ideológicamente para dar respuestas a las nuevas demandas sociales y sobre todo, recuperar el terreno en disputa, que luego de 28 años, ha quedado en manos de manos de María Eugenia Vidal.
La batalla más dura se dará en una provincia donde el peronismo supo ser el único líder político y hoy quiere reconquistar posiciones.