El Papa Francisco bendijo este sábado una estatua de la Virgen de Aparecida, patrona de Brasil, en los jardines del Vaticano, ocasión en que rogó que ella proteja “a todo Brasil y a todo el pueblo brasileño, en este momento triste”, en una evidente alusión a las circunstancia política que vive ese país, tras la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, que fue primero legítimamente electa para ocupar esa función y luego fue destituída mediante argucias legales, presuntamente por haber alterado el presupuesto para que le cerrara el balance anual.
Al consagrar la imagen de bronce de la patrona de Brasil, el Pontífice expresó que “en 2013 había prometido que volvería el próximo año. No sé si será posible, pero al menos la tendré aquí, más cerca”, en alusión a la Virgen.
El Papa pidió que se le rece a la Virgen de Aparecida “para que proteja a los más pobres, a los descartados , a los ancianos abandonad y para que salve al Puebloos, a los niños de la calle y a los que caen en manos de los explotadores de todo tipo y para que salve a su Pueblo con la Justicia Social y con el amor de Jesucristo”.
Además, el Suo Pontífice relató que la imagen de la Virgen de Aparecida, que fue hallada por trabajadores, sea hallada también “por todos, y especialmente por todos aquellos que necesitan trabajo, educación y los que son privados de su dignidad”.
La escultura de la Virgen que quedará en el Vaticano fue entregada por la Embajada de Brasil ante la Santa Sede, como consecuencia de un obsequio de la Arquidiócesis de Aparecida.
Desde hace tres días, cuando Dilma Rousseff fue destituida de su cargo, en Brasil se produjeron manifestaciones, disturbios de todo tipo que tuvieron como respuesta por parte de las nuevas autoridades de una feroz represión. Inclusive, se pudo observar en distintos canales de las redes sociales una serie de brutales agresiones contra manifestantes por parte de policías que ahora gozan -una vez caído el Gobierno- de una libertad de apaleamiento que antes no poseían.
