"Y al presentarse así, ‘vestido de sí mismo’
desbordante de optimismo
nos hace reflexionar
que el gusanito ‘en persona’ es diferente
de casi toda la gente
que hay en la vida real".
La exposición recorre dos momentos en la producción del artista: Nueva Figuración, formas liberadas y los monstruos (1961-1966) y Nueva York – Buenos Aires, entre la psicodelia, el pop, los blancos y negros y la canción.
Entre 1961 y 1965 un grupo de pintores argentinos tomó la iniciativa de fundar un movimiento, que aunque no tuvieron la intención de denominarlo Nueva Figuración, el tiempo se encargó de que así fuera. Ellos fueron Ernesto Deira, Rómulo Macció, Luis Felipe Noé y Jorge de la Vega. Desde que expusieron por primera vez en la Galería Peuser a principios de la década, continuaron trabajando juntos hasta que en 1965 se separaron como grupo aunque permanecieron haciéndolo de manera individual.
La Nueva Figuración inauguró un lenguaje abierto tanto en lo lingüístico como en lo técnico. Ensayaron una constante experimentación reclamando sin cesar libertad tanto en las técnicas como en los significaciones en torno a lo que ellos mismos definieron como una nueva imagen del hombre. Técnicamente utilizaron pintura matérica, es decir, con abundante cantidad de materia pictórica, óleo, y materiales atípicos (telas, vidrios, plásticos) pegados en la tela a manera de collage. El tratamiento era informal, casi abstracto.
La Nueva Figuración fue reconsiderada continuamente en la historia del arte argentino por lo que la presencia de De la Vega hoy en el Malba – Colección Constantini es muy importante para aprender directamente de los maestros apreciando su obra en un lugar impecablemente preparado para alojar la obra pictórica, gráfica y musical como lo logra este museo.
Con el Informalismo y a continuación con la Nueva Figuración se agotó el proceso de la pintura en el arte argentino para dar paso a una nueva apertura de lenguajes. Desde la primera exposición en adelante, las obras de estos cuatro artistas comenzaron a crecer conceptualmente de manera diferenciada volcadas a las individualidades de cada uno. Entre otras cosas revalorizaron el espacio blanco del fondo de la tela.
Jorge de la Vega, junto con Noé (de quien se exhibe en esta ocasión "Mambo" -1962-) fueron quienes llevaron más lejos la actitud conceptual del grupo. De la Vega rompió con la forma rectangular del cuadro por primera vez en 1962, muchas veces quebrado intencionalmente marcando una ruptura real y simbólica con la pintura misma y desde 1963 entró en la historia del arte contemporáneo cuando irrumpió con su "Bestiario". Esta serie simboliza un universo habitado por bestias que representaban, a su vez, la condición existencial del ser humano.
En esta exposición se incluyen aproximadamente veinte de sus "Monstruos". Lo conforman un conjunto de collages formados con piedras, trozos de vidrios, plásticos, objetos, telas drapeadas y encoladas, pequeños papeles de los que surge una zoología fantástica . El recurso del espejo en "Gato en el espejo" o "Gato al final de la escalera" como la pseudo-anamorfosis en la serie "Conflictos anamórficos" demuestran una estrategia habitual en las pinturas de De la Vega, el calco de una figura que aparece como imagen real nítida es copiada varias veces, desfigurada, estirada y pegada repetidamente en la misma tela, generalmente de color oscuro, algo que el propio artista llamaba "imágenes nostálgicas".
Son frecuentes los vacíos en sus cuadros, al igual que los vacíos metafísicos inconmensurables lo son en vida de cualquier persona.
Las dos etapas centrales en la obra de Jorge de la Vega fueron divididas por su viaje a Estados Unidos. La salida del país y el ingreso en aquel mundo produjeron un fuerte giro en su visión de la realidad. Tuvo la influencia directa del pop, los mass media, la cultura psicodélica, los que se evidencian en la obra de este período. Cambió de técnicas y de temáticas. Dejó atrás a los monstruos y la búsqueda del hombre "…Norteamérica es un mundo tan poderoso que por contraste el hombre adquiere relieve… me dediqué a pintar la felicidad de los americanos", dijo el artista.
No sólo cambió el óleo por el acrílico sino que pintaba generalmente en blanco y negro y utilizaba técnicas de la época, grabados, esténciles, dibujos en tinta sobre papel con imágenes tomadas de la grafica y el diseño publicitario.
La exposición presenta además su actividad como cantautor y protagonista de la llamada "Nueva canción de Buenos Aires", a través de la exhibición de partituras y se puede escuchar la letra de su disco "El gusanito en persona". Se dedicó también a la composición de letras de canciones y a cantarlas.