Después de estar abandonado durante cuatro décadas, el puente que retrató Benito Quinquela Martín funcionará de nuevo. El anuncio fue efectuado por Aníbal Ibarra -jefe de Gobierno porteño- en un acto realizado anteayer frente al mismo, en Almirante Brown y Pedro de Mendoza. Al evento también concurrió el secretario de Obras y Servicios Públicos de la Ciudad, Abel Fatala. Se estima que la recuperación del puente demorará alrededor de un año.
La estructura de acero fue inaugurada en 1914. Su construcción surgió de la ley 4.821 del 10 de octubre de 1905, que autorizó al Ferrocarril del Sud a levantar un puente que permitiera, mediante una plataforma transbordadora accionada eléctricamente, el paso de carros y personas desde el barrio de La Boca hasta la isla Maciel, en Avellaneda. La parte metálica del puente se construyó en Inglaterra y se armó luego en Buenos Aires pieza por pieza. La Dirección Nacional de Construcciones Portuarias, por su parte, realizó las fundaciones para sostener la estructura del puente. Éste se soporta sobre ocho cilindros de hormigón, enterrados en el Riachuelo a 24 metros de profundidad. Cada cilindro tiene 4 metros de diámetro y puede mantener sobre sí hasta una carga de 978 toneladas.
El transbordador funcionó hasta la década del 60. Cruzaba el río en menos de media hora y era accionado a través de un sistema de cables y poleas desde una casilla.
La obra, bautizada finalmente como puente "Nicolás Avellaneda", costó 100 mil libras esterlinas de la época. Hoy es considerada un monumento histórico de la Ciudad y se piensa restaurarla con fines turísticos.