La batalla final en “el lugar del sol”

La batalla final en “el lugar del sol”

Por Nancy Sosa, enviada especial de Noticias Urbanas para la cobertura de las elecciones en Estados Unidos.


La idea de que Hillary Rodham Clinton y Donald Trump empatan cuando faltan tres días para el cierre de las elecciones del próximo martes, dividió a la población norteamericana y despertó súbitamente al electorado, particularmente a los miles de voluntarios que salieron a las calles a tocar todas las puertas y “timbrear” telefónicamente instando a acudir a las urnas.

El clima electoral en los Estados Unidos asciende hora a hora en medio de una guerra de todos contra todos, en la que se enfrentan votantes, actores, cantantes, religiosos, ex gobernadores, estudiantes universitarios y empresarios. El enfrentamiento es tal que hasta el mismísimo presidente Barack Obama tuvo que calmar los ánimos para mitigar un “bulling” a un republicano en un encuentro y exhortar a cumplir  la primera regla de la democracia: respetar la opinión del otro.

La Argentina está acostumbrada a las campañas fuertes, pero tal vez no tanto en el sentido de diseñar, pergeñar y arrojar delitos reales o ficticios por la cabeza de un candidato en el último tramo de la confrontación. Se recuerda un caso de esa magnitud,  el “carpetazo” indigno perpetrado contra Enrique Olivera, en la campaña de 2007 por la Jefatura de Gobierno porteño cuando se había presentado como candidato a vicejefe con el dirigente Jorge Telerman.

El anuncio, repito, anuncio del descubrimiento de nuevos e-mails por parte del FBI –que no es la Side argentina tradicional precisamente- , evolucionó en el discurso de campaña hacia la “reapertura de la investigación”, o “reapertura de la causa”, cuando nada de eso ocurre y no ocurrirá. El engaño hizo ruido, obligó a replegarse a los republicanos que iban a votar por Hillary Clinton, en rechazo a su propio candidato.

La campaña de Donald Trump, montada en esa argucia llegó incluso a celebrar la caída de los números a favor de Hillary Rodham Clinton, quien en verdad le lleva la delantera –aunque levemente- pese a los esfuerzos denodados de las encuestadoras que favorecen a los republicanos. La candidata demócrata computa 268 electores mientras el republicano gana en más estados aunque con menos electores.

La diferencia es escasa pues es necesario tener 270 electores, pero el susto es enorme en las filas demócratas, mientras en las republicanas el efecto produjo una euforia que podría desbaratarse hacia el final de los comicios cuando se cuenten los electores al Colegio Electoral.

Una batalla crucial en “el lugar del Sol”

La gran batalla se está dando por estas horas en el “lugar del sol”, como llaman a la Florida, donde los 29 electores son oro en polvo para ambos candidatos.

No es la primera vez que esto ocurre en la península más turística y también más castigada por los huracanes de esta época. El republicano George W. Bush y el demócrata Al Gore libraron en el año 2000 un combate que tuvo a los Estados Unidos en un suspiro hasta el final del recuento de los votos en este Estado que, en aquel momento, otorgaba 25 delegados.

Pese a que Gore obtuvo en todo el país 543.895 votos populares más que Bush, éste logró la mayoría de electores y fue electo presidente de los Estados Unidos por una diferencia en la Florida de tan solo 537 votos.

La comunidad hispana radicada en Florida es grande pero sus miembros se dividen entre uno y otro candidato. Por ejemplo, los “gusanos” –cubanos exiliados que siguen al senador Ted Cruz y están descontentos con el levantamiento del embargo a Cuba- votarán por Trump. A este sector no le importa la calidad de vida de los parientes que dejaron en la isla, les interesa destruir a Fidel Castro.

Los jubilados de Florida también siguen a Trump. En cambio, los latinos provenientes de otros países del continente, y en particular las mujeres que trabajan en ese territorio turístico, votan por Hillary. Una encuesta realizada por Univisión, que toma en cuenta 19 variables para pronosticar, señala desde hace diez días que si vota el 26% o más de los hispanos registrados, los 29 electores serán para la candidata demócrata.

Es muy fuerte en este Estado la población portorriqueña. Más de 300 mil personas de ese origen viven en la zona metropolitana de Orlando y representan el 12% de la población total en la región centro de Florida. Unos 80.000 portorriqueños se registraron para votar este año y comenzaron a hacerlo e n las votaciones adelantadas desde el 24 de octubre.

Los portorriqueños son una comunidad altamente politizada y hacen campaña para que sus compatriotas acudan a las urnas recorriendo las ciudades en ómnibus pintados de muchos colores y usando altavoces y transmisores de música a todo volumen. Ellos apoyaron a Obama en las dos elecciones pasadas.

La llave para las elecciones de Florida está en el denominado “Corredor de la  I-4”, en referencia a la autopista que conecta a Orlando con Tampa y divide al estado en dos. El crecimiento poblacional en este corredor puede inclinar la balanza en cualquier sentido. Los portorriqueños mudados a Florida desde el norte de Estados Unidos tienden a votar a los demócratas. Los que viajan desde Puerto Rico para votar se inclinan por los republicanos.

La comunidad judía

En el área metropolitana de Miami viven alrededor de 500 mil judíos. Constituyen la tercera comunidad judía en el mundo fuera de Israel, después de Nueva York y los Ángeles.

Dada la importancia crucial que tiene el estado de Florida en estas elecciones, y las encuestas que sugieren un resultado reñido en esta región del país, la comunidad hebrea puede jugar un papel esencial en determinar el ganador en la carrera por la Casa Blanca.

Esta comunidad tendió a identificar el estilo de Donald Trump con lo que los mayores judíos recuerdan como las características que condujeron al Holocausto. No les han caído nada bien las diferencias raciales y religiosas de algunas declaraciones de Trump. En cuanto al distanciamiento del Estado de Israel que manifestó el gobierno de Obama, sus propios intelectuales aseguran que a los judíos residentes poco les importa Israel en esta contienda electoral.

Como están las cosas, otra vez será la Florida la que determine quién será el presidente número 58 de los Estados Unidos.

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