La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner lanzará en diciembre próximo su corriente Convocatoria Federal Kirchnerista (CFK), exclusivamente integrada por aquellas agrupaciones que se mantuvieron “fieles a su conducción”, postergando la adhesión o el respaldo del Partido Justicialista para más adelante.
La principal preocupación kirchnerista es defender a los apoderados del justicialismo bonaerense, encargados de hacer las listas de candidatos, en virtud de que existen movimientos partidarios para elevar la cantidad de letrados y así menguar el poder del que ahora disponen Jorge Landau, Wado de Pedro y Fernando Espinoza.
La incorporación tardía del peronismo no solo responde al impedimento que interpone la estructura partidaria sino también a la atomización de la franja de intendentes bonaerenses que en los últimos meses tomaron rumbos disímiles, unos hacia el Frente Renovador de Sergio Massa, otros encolumnados en el grupo Esmeralda que buscan variantes diferentes, en tanto Florencio Randazzo cavila sobre su futuro.
El lanzamiento de la Convocatoria Federal Kirchnerista, cuya abreviatura (CFK) se espeja en la que se usa para designar a la ex presidenta, se producirá en consonancia con la urgencia temporal de un adelantamiento conveniente ya que el verano posterga tradicionalmente estas decisiones hacia el mes de marzo, un poco tarde para comenzar cualquier campaña de medio tiempo.
La denominación Convocatoria Federal Kirchnerista se instala como un parteaguas que apunta a acumular lo que quedó después que la ex presidenta se retirara del poder hace un año, poniendo el énfasis en el kirchnerismo puro, mucho más que en el peronismo.
Por esa razón aparecen mencionadas en los mensajes La Cámpora, Nuevo Encuentro, Kolina, Miles, Peronismo Militante, Movimiento Nacional Alfonsinista, Los Irrompibles, el Partido Comunista-Congreso Extraordinario, el Partido Solidario, Corriente de la Militancia, y otras.
Como era de esperarse jugarán en este espacio los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda), Jorge Capitanich (Resistencia-Chaco), Mario Secco (Ensenada), y Patricio Mussi (Berazategui).
También estarían incluidos sectores sindicales como los conducidos por Víctor Santa María y el Frente Transversal, la CTA de Hugo Yasky, la Corriente Nacional de Cooperativas de Trabajo y dirigentes de fábricas recuperadas.
A partir de este aglutinamiento, la estrategia apuntaría a buscar la unidad con el Partido Justicialista, de cara a las elecciones del año que viene, disputando en particular la provincia de Buenos Aires, un bastión que entró en la categoría de “complicado” para el sector kirchnerista.
El rechazo a las principales figuras del kirchnerismo se hizo evidente en las marcha de las centrales de trabajadores realizada el viernes pasado, cuando no se permitió la asistencia de Luis D`Elía y Amado Boudou.
Los nombres que surgen de las agrupaciones que integrarán la CFK –una redundancia egocéntrica de la ex presidenta- son básicamente resistidos por el peronismo en general. Martín Sabattella, Gabriela Cerrutti, Castagnetto, DÈlía, Gabriel Mariotto,
Héctor “Gallego” Fernández, Leopoldo Moreau, leandro Santoro, Pablo Pereyra, Carlos Heller, Daniel Filmus, Agustín Rossi, y los ya nombrados, son figuras conocidas que abonan el “más de lo mismo”.
La focalización de esta masa crítica de kirchnerismo sobre el principal estado nacional, Buenos Aires, es imprescindible para cualquier candidatura de Cristina Fernández, y también para recuperar las posibilidades de pensar en una eventual estrategia nacional con vistas a las presidenciales de 2019.
El testeo bonaerense dirá si esa fuerza política que mantuvo el poder nacional durante años puede volver o, simplemente, quedará como una experiencia más de una franja con preferencia populista, como ocurrió con la franja derechista que encabezó Carlos Menem en la década del 90.